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El IMSS explica: ¿Qué nos hace el alcohol?

México D. F., diciembre (Redacción Salud Mundo de Hoy).- A propósito de las fechas decembrinas, plagadas de fiestas, comida y brindis, el número de este mes de la revista “A tu salud”, publicada por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), dedica su artículo principal a los efectos que causa el alcohol en nuestro cuerpo. El doctor Juan Carlos Hernández Morales, de la Unidad de Medicina Familiar número 9 del IMSS en Guerrero y autor del texto, recuerda datos que debemos tener siempre en cuenta al ingerir bebidas alcohólicas.

Por ejemplo, algunos estudios señalan que más de la mitad de los accidentes automovilísticos son producidos o están involucrados con el alcohol. Está asociado también con el 80 por ciento de los suicidios, el 50 por ciento de los homicidios 15 por ciento de los ahogamientos. El alcohol es responsable de entre el 20 y 30 por ciento de todas las admisiones hospitalarias, así como de uno de cada tres divorcios y uno de cada tres casos de abuso infantil.

Se estima que casi el 90 por ciento de las personas consume alcohol en mayor o menor grado, no obstante, este hábito no puede considerarse como algo normal. “El alcohol es una sustancia derivada de la fermentación de los carbohidratos vegetales. No es un producto normal del metabolismo humano, por lo que ingerirlo en cantidades elevadas produce un desequilibrio metabólico, puesto que el organismo destina recursos para procesarlo y eliminarlo”, explica el doctor Hernández.

El alcohol en el cuerpo

El alcohol es absorbido por el tracto gastrointestinal, la velocidad con que lo haga depende del tipo de comida que lo acompañe: las grasas y las proteínas disminuyen la absorción, mientras que la mezcla con bebidas carbonatadas la aceleran. Los efectos del alcohol llegan a su máxima expresión después de una hora de comenzar a ingerirlo, aunque se empiezan a notar desde los diez minutos. Casi el 90 por ciento se metaboliza en el hígado, el cual tiene un nivel de saturación que, de ser sobrepasado, hace que el alcohol en nuestro cuerpo suba con más rapidez.

Cuando su consumo excede determinado límite y además se vuelve un hábito, el alcohol libera unas enzimas oxidantes que producen desequilibrios metabólicos y la aparición de radicales libres, que juegan un papel muy importante en el desarrollo de la enfermedad hepática alcohólica.  

Los grados clínicos de intoxicación observados en la mayoría de la gente son  los siguientes:

Fase de excitación

Alcoholemia (contenido de alcohol en la sangre) menor de 50 mg%: No hay alteraciones detectables, algunas personas notan ciertos cambios psíquicos que logran reprimir. Cuando la alcoholemia llega al nivel de los 150-200 mg%, se presenta la desinhibición y se empiezan a manifestar los rasgos profundos de la personalidad. Se tienen dificultades para articular las palabras y coordinar movimientos. Hay alteraciones en el curso del pensamiento.

Fase de embriaguez

Las alcoholemias de entre 200 y 300 mg% producen el habla incoherente e incapacidad  para caminar, se tienen náuseas y vómito frecuente.

Fase comatosa

Si el alcohol rebasa los 300 mg% aparece un cuadro de estupor progresivo, hay incapacidad para mantenerse de pie, el habla se vuelve ininteligible y se evoluciona hacia el coma. Aparecen la hipotermia (baja temperatura corporal) y la hipotensión (baja presión arterial) y el ritmo cardiaco se hace más lento de lo normal. En este estadio, puede producirse la muerte por depresión respiratoria. Existen también algunas formas especiales de la intoxicación alcohólica.

El consumo prolongado y exagerado de alcohol daña muchos órganos de manera gradual y son las mujeres quienes desarrollan problemas de salud en menor tiempo. De acuerdo con el doctor Hernández Morales, el efecto directo del alcohol en el sistema nervioso es la depresión, por ello disminuye la actividad, la ansiedad, la tensión, y las inhibiciones. Una dosis pequeña puede hacer lentas las reacciones y la concentración, pero las grandes cantidades producen intoxicación y psicosis.

En el aparato digestivo, el alcohol produce irritación con erosiones en las paredes del estómago debido a las náuseas y el vómito. Las vitaminas no se absorben bien, de ahí la deficiencia nutricional en los alcohólicos de larga evolución, además de los daños en el hígado, que pueden derivar en una cirrosis.

El riesgo de padecer presión arterial alta, las enfermedades cardiacas y algunos tipos de accidentes cerebrovasculares, se incrementa con el consumo prolongado de grandes cantidades de alcohol; al igual que el riesgo de desarrollar cáncer de esófago, boca, faringe, cuerdas vocales, colon y de mama. Otro de los órganos afectados es el páncreas, encargado de ayudar a regular los niveles de azúcar mediante la producción de insulina. La pancreatitis es la inflamación del páncreas y puede ser estimulada por el alcohol, se manifiesta en forma de dolor abdominal grave y pérdida de peso, puede conducir a la muerte.

Muchos estudios han demostrado que el consumo crónico de alcohol es causa de disfunción eréctil en el hombre y de la desaparición de la menstruación en la mujer. De igual forma, la capacidad de goce sexual se ve afectada en ambos, debido a que el alcohol es un depresor del sistema nervioso central.

Finalmente, cabe recordar que el alcohol interactúa de manera negativa con más de 150 medicamentos, como es el caso de los antihistamínicos, esta combinación provoca más somnolencia que el medicamento mismo. Combinado con dosis grandes de acetaminofén, puede producir serios daños hepáticos.

La edición de diciembre de “A tu salud” contiene muchos otros temas de interés para la salud.

Redacción

Equipo de redacción de la red de Mundodehoy.com, LaSalud.mx y Oncologia.mx

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