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Nerviosismo y angustia detrás de la obesidad

Siempre se ha insistido en lo saludable que es comer bien; sin embargo, en las últimas fechas, diversas instituciones de salud han hecho hincapié en que el índice de personas con sobrepeso y obesidad va en aumento, y con ello padecimientos tanto circulatorios como cardíacos que pueden desencadenar otros trastornos en nuestro cuerpo provocando hasta la pérdida de la vida.

Y es que la obesidad se debe a la forma indisciplinada de ingerir alimentos, sin balancearlos ni proveer de nutrientes al organismo; se trata en sí de un trastorno alimenticio crónico.

Los médicos no saben a ciencia cierta por qué se tiene este problema, pero la mayoría de quienes han acudido a buscar ayuda, presentaron depresión como síntoma detonador de los atracones de comida.

Conocidos o amigos de quienes padecen este trastorno,  lo único que hacen es dar palabras de aliento con el propósito de crear un alivio parcial al afectado, pero lo mejor es aconsejarle que busque ayuda tanto psicológica como nutricional, para que paulatinamente pueda ir dándole a su cuerpo lo mejor de la vida.

Para solucionar el trastorno, no se trata, en un principio, de bajar de peso, sino de erradicar de tajo el problema que está desencadenando más conflictos que tienen que ver incluso con su autoestima.

Entre las manifestaciones que más resaltan en una persona con desórdenes alimenticios están la manera de comer, en  vez de saborear y pausar los bocados, los enfermos se dan atracones que, en breve, les dan la sensación de satisfacción, pero aun así siguen comiendo; asimismo está el sentimiento de culpa luego de haber comido de una manera tan atroz, el cual viene acompañado de tristeza que, para calmarla, proveen a la boca y al estómago de más comida.

A veces pudiera asociarse el desorden alimenticio con comportamientos explosivos e impulsivos, así como depresiones constantes que lo único que provocan es que se siga con la ingesta desproporcionada de comida sin nutrirse, pero sí engordando.

He ahí cuando se encuentran los casos de personas que se la pasan buscando “efectos milagro” para poder bajar de peso, con el constante rebote o el famoso yo-yo, que perjudica la piel dejándole marcas como estrías, así como un mal aspecto que puede incidir en su autoestima.

De acuerdo con datos médicos, son las mujeres quienes tienen más incidencia en los desórdenes alimenticios que los hombres, pues son más propensas a cuadros de angustia, nerviosismo, son aprehensivas y una de las tantas maneras de vaciar esa ansiedad es a través de la comida. En los hombres es más alto el porcentaje de refugiarse, desafortunadamente, en las adicciones como el alcohol y el tabaco; no obstante, ambos sexos son propensos a ser gordos y obesos cuando de ser comedores compulsivos se trata.
 
Es necesario poner énfasis en que la forma de comer se adquiere como hábito desde la infancia, por lo que si en la familia había desorden para alimentarse, es alta la posibilidad de que cuando crezcan los hijos, adquieran y repitan la forma en que fueron acostumbrados.
 
Muchas personas adictas a comer en exceso siguen métodos para bajar de peso, pensando en que sólo así podrán tener una vida plena, ser felices y bellas.

Sin embargo, lo que se necesita es sólo armonizar el cuerpo y el alma, en conexión con el cerebro para que todo camine a la par. ¿Quién dice que un gordito feliz es mejor que un flaco amargado?

Redacción

Equipo de redacción de la red de Mundodehoy.com, LaSalud.mx y Oncologia.mx

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