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Inmunoterapia, una batalla contra las alergias

Las
alergias son muy específicas y, por eso, uno de los grandes avances en la
actualidad reside en la inmunoterapia o terapia con “vacunas de
alergia”.

 

Ésta
consiste en la administración repetitiva y gradual de una sustancia alérgica
(alérgeno) a una persona que se afecta por ella, en cantidades crecientes
durante varios años, con la idea de lograr que genere tolerancia.

Entre
las alergias más comúnmente tratadas de este modo están las respiratorias, como
las rinitis; las cutáneas, como las urticarias y ronchas que aparecen
bruscamente por especies vegetales o medicamentos, y digestivas, especialmente
en niños pequeños.

 

Como
especialidad nueva dentro de la medicina, la inmunología ha sufrido un gran
avance desde los años 80. Nuevos y más profundos estudios moleculares, mayor
número de centros de investigación en el mundo, fármacos más sofisticados y
mejores y más específicas vacunas están mejorando el horizonte científico de
inmunólogos y alergólogos.

 

Sin
embargo, la batalla contra los grandes
culpables de estos males -los alérgenos- no está cerca de ganarse.

 

Entre
ellos están los inhalantes, que agrupan a los pólenes de pastos, malezas,
árboles y gramíneas. En este grupo, la novedad no es positiva: los expertos
coinciden en que si antes las alergias por distintos pólenes afectaban dos o
tres meses al enfermo, ahora el periodo se ha extendido a ocho o nueve meses,
porque las floraciones han aumentado en intensidad, cantidad y ubicación
geográfica. 

Otro alérgeno es el ácaro del polvo, que se alimenta de las escamas de la piel
humana; es responsable de la mayoría de las alergias que duran todo el año.
Alérgenos también son los hongos, presentes en cuadros de humedad de cortinas
de baños y muros.

 

Según
cálculos de la OMS, 300 millones de personas tienen asma. Además, 210 millones
sufren enfermedad pulmonar obstructiva crónica, y muchos más viven con rinitis
alérgica.

 

 

Contra el problema

Hay
varias maneras de suavizar el efecto de una alergia y, en algunos casos,
impedirlo. Primero, evitar: no entrar en contacto con el alérgeno.
Segundo, la educación: “Hacemos extensión, congresos y
seminarios, pero aún falta mucho”, explica María Antonieta Guzmán, jefa
del Servicio de Inmunología y Alergia de la U. de Chile.

 

Los
medicamentos -antihistamínicos y corticoides intranasales- son las dos piedras
angulares de cualquier tratamiento antialergia.
 Los de hoy están
compuestos por moléculas que no producen sueño y mejoran los síntomas con menos
efecto sistémico y más efecto local.

Por
último, la inmunoterapia. Debuta en forma creciente el control
ambiental en el mundo desarrollado: en Estados Unidos ya hay una gama de
cobertores de colchones, almohadas y ‘sprays’ para alfombras que combaten el
efecto nocivo de los ácaros.

 

Redacción

Equipo de redacción de la red de Mundodehoy.com, LaSalud.mx y Oncologia.mx

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