Ni tanto que queme el sol…rayos ultra violeta envejecen la piel
El cáncer de la piel se puede prevenir, está a la vista y la gran mayoría de las veces es curable
El envejecimiento prematuro de la piel, también llamado fotoenvejecimiento, es causado por la exposición a las radiaciones ultravioleta que provienen del sol y se puede detectar cuando se compara la piel que no está expuesta con la que sí, principalmente cara, cuello y brazos.
La piel se vuelve de tono irregular, obscura, gruesa, puede verse más seca, además, aparecen pequeñas manchas color café de milímetros a centímetros, que no causan molestias, llamadas léntigos solares.
No obstante que la luz del día ejerce efectos benéficos en el estado de ánimo de las personas y en su metabolismo, la exposición solar inadecuada o excesiva también causa problemas de salud importantes.
Se han reconocido dos patrones de exposición solar: la aguda, intensa e intermitente, que se presenta generalmente durante los periodos vacacionales, y la crónica, acumulativa, en donde el daño se provoca por exposiciones cotidianas que se suman lentamente sobre la piel.
Desde el punto de vista de salud, los signos más importantes son las queratosis actínicas, que se notan como pequeñas zonas de la piel enrojecida, a veces pigmentadas, ásperas y escamosas que predominan en cara, “V” del escote, brazos y manos, no dan ninguna molestia y son el primer signo de cáncer en la piel, sin embargo, son totalmente curables.
Cuando la exposición solar es crónica y excesiva, es importante poner atención y acudir al dermatólogo en caso de notar una lesión que no cicatriza o un lunar que crece o cambia, ya que esto puede corresponder a un tumor.
El cáncer de la piel se puede prevenir, está a la vista y la gran mayoría de las veces es curable, por lo que las medidas preventivas y la consulta médica no se pueden postergar.
En esta temporada vacacional, incrementan los peligros de los rayos solares, debido a que es mayor el tiempo de exposición por los lugares en los que se mueven las personas, por lo que se recomienda utilizar una crema protectora en suficiente cantidad cada cuatro horas antes de nadar o de sudoración excesiva.
Si el protector no es a prueba de agua, se debe aplicar 20 o 30 minutos antes de la exposición, en cantidad similar a una cucharada sopera para cada región: cara, orejas, cuello, brazos, espalda y es viable utilizarlo a partir de los seis meses de edad, tomando en cuenta que los bebés no deben asolearse por más de 10 minutos.
El grado mínimo de protección aceptable es 15 y lo ideal es 30, para que impida el contacto de todo el espectro de la luz con la piel, es decir, que sea protector contra UVA y UVB o de tipo pantalla, de lo contrario, pasará parte de la radiación a la piel.
Los niños no deben exponerse a los rayos solares entre las 11:00 y las 16:00 horas, ya que son más dañinos y en países como el nuestro, cercano al Ecuador y con zonas como la Ciudad de México con gran altitud sobre el nivel del mar, es muy importante tener una protección solar cotidiana adecuada, durante todo el año, para prevenir el fotodaño.
Finalmente, cabe aclarar que cualquier tipo de bronceado de la piel causa daño, de manera que se recomienda evitar hacerlo, ya sea natural o artificial.