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Una vida al servicio de la medicina

Pocos
médicos mexicanos han trascendido las fronteras, como el doctor José
Ruiloba Benítez, quien entre muchas de sus contribuciones, en el
poblado de Korbach, en el centro de Alemania, tuvo a su cargo bajo
vigilancia sanitaria, a cinco mil refugiados de origen polaco,
ucraniano, lituano, belga y yugoslavo distribuidos en cuatro campos de
trabajo.

 

Con
el apoyo de sus colaboradores, elaboró el historial clínico de los
internos, labor que le elogió el Presidente de Estados Unidos, Dwigth
Eisenhower, en una visita que realizó a los campos.

 

Su
estancia ahí se presentó por invitación a participar como Oficial
Médico de la Administración de Alivio y Rehabilitación de las Naciones
Unidas (UNRRA por sus siglas en inglés) mientras realizaba prácticas de
especialización en infectología en Estados Unidos. Atravesó el
Atlántico en un navío militar y en el trayecto a su destino final vivió
el día del desembarco y la victoria aliada.

 

Otro
logro importante durante su estadía fue el haber detectado a tiempo un
brote de tifo en uno de los campamentos que, como el propio doctor
Ruiloba indicó, %u201CEn México salió en el periódico como %u2018Médico mexicano
que detiene una epidemia de tifo en Alemania´%u201D.

 

De
aquella experiencia Ruiloba recuerda con especial cariño la despedida
que le dieron los refugiados %u201Cformando una valla con banderitas
tricolores y a mi paso empezaron a gritar: ¡Viva la Virgen de
Guadalupe! ¡Viva México! ¡Viva el doctor Ruiloba!%u201D.

 

El
23 de octubre pasado, el Presidente de la República, Felipe Calderón
Hinojosa, entregó el Premio al Mérito Médico del Consejo de Salubridad
General a José Ruiloba Benítez  por su destacada carrera al servicio de la ciencia médica.

 

Nació
el 27 de junio de 1916 en Monterrey, Nuevo León. Participó en la
fundación del ahora Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición
%u201CSalvador Zubirán%u201D, junto con Salvador Zubirán y Bernardo Sepúlveda,
jefe del departamento de parasitología, infectología y epidemiología en
1947, donde trabajó durante 30 años.

 

En
1977 el Secretario de Salubridad y Asistencia, Emilio Martínez Manatou,
lo invitó a trabajar como Director General de Control de Alimentos,
Bebidas y Medicamentos, puesto que desempeñó de 1977 a 1981.

 

Posteriormente
se reincorporó al Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición
como médico especialista en el área de Microbiología, en donde labora
hasta la fecha. Además, es autor o co-autor de 72 artículos médicos
especializados.

 

Durante
varias décadas fue docente en diferentes centros educativos, que lo
vinculó de forma directa o a través de sus antiguos alumnos con
destacados especialistas que actualmente laboran en distintos
hospitales tanto en México como en el extranjero. Además fue editor de
la %u201CRevista de Enfermedades Infecciosas y Microbiología%u201D durante una
década.

 

Otra
importante contribución del doctor Ruiloba fue participar como asesor
técnico de la Comisión de Estudios de la Secretaría de Salud para la
construcción del Hospital de Enfermedades Contagiosas en el Centro
Médico de la Ciudad de México.

 

Redacción

Equipo de redacción de la red de Mundodehoy.com, LaSalud.mx y Oncologia.mx

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