Buenos días a todas y a todos;
Licenciada Margarita Zavala;
Secretaria Josefina Vázquez Mota;
Directora Priscila Vera;
Distinguidas personalidades del presidium;
Licenciada Margarita Zavala;
Secretaria Josefina Vázquez Mota;
Directora Priscila Vera;
Distinguidas personalidades del presidium;
Dice la Organización Mundial de la Salud, “La violencia anula la autonomía de la mujer y mina su potencial como persona y como miembro de la sociedad”
Quiero agradecer esta invitación a poder conocer los resultados de esta Encuesta Nacional sobre Violencia en el Noviazgo que representa la primera de este tipo en nuestro país y la primera en América latina, de ahí la gran trascendencia sobre todo por el impacto que puede tener en el diseño de las políticas públicas para este grupo etario.
Bien sabemos que la violencia engendra violencia, que quienes aprenden a vivir con violencia enseñaran a vivir con violencia ya sea como víctimas o como agresores. La utilización de la violencia como un mecanismo para resolver los conflictos se aprende desde la niñez y se transmite de una generación a otra a través de los roles y relaciones familiares, los patrones de cortejo, los juegos, las instituciones de educación, el cine los medios masivos de comunicación entre otros actores sociales. Sin embargo, para que la violencia ocurra es indispensable la existencia de un diferencial de poder entre personas o grupos, que pueden estar definidos culturalmente o por el contexto o producido por maniobras interpersonales de control de la relación.
En 1996 la 49ª Asamblea Mundial de la Salud, reconoció a la violencia en sus diferentes formas como un problema de salud pública; organismos nacionales e internacionales, gubernamentales y de la sociedad civil también han mostrado una profunda preocupación por la violencia, sus causas y sus consecuencias, es así que México como parte de los países miembros, ha suscrito acuerdos y compromisos que lo llevan no sólo a atender en sus servicios de salud las lesiones, sino también las consecuencias de la violencia sobre la salud física, mental y emocional de las personas.
La violencia repercute en todos los ámbitos de desarrollo de la sociedad, sobre todo en perjuicio de quienes sufren esa violencia, Por todo ello estamos sumamente interesados en los distintos sectores de gobierno y de otras instancias de la sociedad en conocer más detalladamente los aspectos de la dinámica y los determinantes de la violencia en los diferentes grupos y en el caso particular que hoy nos reúne que es la violencia en el noviazgo.
Este estudio de la violencia en el noviazgo es de relevancia porque nos proporciona información sobre una dinámica cultural y de hábitos que han sido considerados como comunes y aún normales son la realidad los representativos de una cultura de la violencia hacia la mujer, en una edad en la que es más vulnerable.
La familia es hoy por hoy, el núcleo fundamental de producción y reproducción de hábitos y conductas y es ahí donde primordialmente se enseña a la mujer a tolerar e incluso a ocultar la violencia.
La información existe aunque abundante en algunos temas es escasa o inexistente en otros, la violencia contra la mujer en el hogar se ha documentado en todos los países y sectores socioeconómicos evidenciando que su magnitud y alcance es mayor de lo que se suponía. Bate mencionar que en distintas partes del mundo, entre 16% y 52% de las mujeres experimentan violencia física de parte de sus compañeros, y por lo menos una de cada cinco mujeres son objeto de violación o intento de violación en el transcurso de su vida. Es también sabido que la violación y la tortura sexual son usadas sistemáticamente como arma de guerra.
En México de acuerdo con resultados de la Encuesta nacional de Salud y Nutrición 2006, 2.3% de los adolescentes entre 10 y 19 años de edad ha sufrido algún robo, agresión o violencia durante los 12meses previos a la entrevista, la prevalencia de estos hechos, es mayor para los varones 3.3% que para las mujeres 1.3%, de acuerdo a la forma de agresión 66.8% de los hombres recibieron golpes, patadas y puñetazos, mientras que estas formas de agresión fueron reportadas por 38.2% de las mujeres jóvenes que vivieron violencia.
De manera similar, en la Encuesta nacional sobre la Violencia contra las Mujeres 2006, el 33.3% de las mujeres entrevistadas respondió que alguna vez en su vida haber vivido una relación violenta, 4% de ellas identificaron esta relación violenta con un novio o ex novio.
Una forma extrema de violencia contra las mujeres es la violación, en esta encuesta 5.8% de las mujeres de 15 años y más admitieron haber sufrido violación, una de cada mil mujeres declaró haber sido víctima de violación y que el agresor fue su novio.
Aunque la violencia puede tener consecuencias directas sobre la salud, como sufrir una lesión, experimentar consecuencias sexuales o reproductivas como el embarazo no deseado, adquirir una infección por VIH o incluso la violación; ser víctima de la violencia también aumenta el riesgo de que una mujer tenga mala salud en el futuro. Del mismo modo que las consecuencias del consumo de tabaco y alcohol, ser víctima de la violencia puede considerarse un factor de riesgo de una variedad de enfermedades y afecciones.
Las mujeres que han sufrido maltrato físico o sexual en la niñez o la vida adulta experimentan mala salud con mayor frecuencia que otras mujeres en lo que respecta al funcionamiento físico, al bienestar psíquico y a la adopción de otros componentes de riesgo, como son el tabaquismo, inactividad física y el abuso de alcohol y otras drogas.
El antecedente de haber sido víctima de la violencia pone a las mujeres en mayor riesgo de: depresión e intentos de suicidio; síndromes de dolor crónico de trastornos psicosomáticos; lesiones físicas; trastornos del aparato digestivo; síndrome del colon irritable, por mencionar algunas consecuencias.
Se ha demostrado que la violencia durante el noviazgo puede ser un precursor de la violencia durante la vida marital. Además, la violencia física que se presenta en las relaciones de noviazgo puede aumentar considerablemente en los primeros 18 meses de vida de pareja.
Identificar los patrones de violencia que existen desde las relaciones de noviazgo nos permite por un lado promover que los jóvenes reconozcan y rechacen la violencia dentro de los procesos de cortejo y que desarrollen las habilidades socioculturales necesarias para desarrollar relaciones armónicas y constructivas, que sean el preámbulo para el desarrollo de familias funcionales e integradas bajo relaciones de respeto mutuo.
En la Secretaría de Salud desde hace varios años ya, hemos venido desarrollando un Modelo Integrado de Prevención y Atención a la Violencia Familiar y de Género que se encuentra en operación en los servicios estatales de salud de las 32 entidades federativas, y que cuenta con 207 servicios especializados de atención a la violencia, con personal capacitado específicamente para brindar y aplicar este modelo y a través del cual se brindan servicios de atención médica y psicológica especializada a las personas que viven en situación de violencia; por lo que públicamente asumimos el compromiso de que todas aquellas personas detectadas en instituciones de educación media superior que estén viviendo en una relación de noviazgo con violencia, de acuerdo al nivel de severidad que presenten serán atendidas en los servicios especializados en todo el país.
Sin embargo, la gran oportunidad de trabajar con y para los jóvenes en pleno proceso de desarrollo y junto con autoridades educativas del país, no sólo atendiendo los casos que ya se presentaron, sino en el desarrollo de habilidades para establecer relaciones de igualdad de género para lograr el cumplimiento del derecho a una vida libre de violencia.
Mi reconocimiento a la Secretaría de Educación Pública y al Instituto Mexicano de la Juventud por esta iniciativa que, sin duda, proporcionará información necesaria para que todas las dependencias involucradas podamos desarrollar acciones que permitan, con la participación de la sociedad, atenuar el fenómeno de la violencia entre las parejas de jóvenes, y así lograr todos vivir mejor.
Muchas gracias.