México D. F.- Una comida en familia puede tener más importancia de la que aparenta, pues, además ser una de forma de estrechar lazos afectivos, también funcionaría como una forma de inducir buenos hábitos alimenticios a los miembros más jóvenes.
Así lo sugiere una investigación realizada por especialistas de
La investigación fue publicada en el Journal of the American Dietetic Association, donde los investigadores explican que para su trabajo encuestaron a más de mil 500 estudiantes, una vez durante la secundaria y una vez más a los 20 años, sobre sus hábitos alimenticios, comidas sociales, estructura de las comidas y frecuencia de las mismas.
Entre las preguntas, se hallaba una que inquiría sobre la frecuencia con que la familia se reunía para comer junta, si esta práctica era placentera, si comían de prisa y con qué frecuencia tomaban el desayuno, almuerzo y cena.
Aquellos adolescentes que dijeron comer en familia fueron más propensos a comer fruta, verduras y a tomar menos refrescos embotellados. De igual forma, mientras mayor era la frecuencia con que comían en familia estos adolescentes más probable era que comieran la cena como adultos, le dieran mayor prioridad a las comidas estructuradas y a las comidas sociales.
En el caso específico de las mujeres, el comer en familia durante la adolescencia equivalía a un consumo diario de calcio, magnesio, potasio, vitamina B6 y fibra significativamente más alto en la adultez; mientras que entre los hombres se registró un mayor consumo de calcio, magnesio, potasio y fibra.
