México D. F., 6 de enero (Redacción LaSalud.com.mx).- El Día de la Enfermera fue instituido en México por el doctor José Castro Villagrana, quien fuera director del Hospital Juárez y de la Escuela Nacional de Medicina, en 1931. Las enfermeras representan la cara más inmediata de la atención médica para los pacientes, y a pesar de que son quienes más convivencia tienen con los pacientes, su labor no siempre es reconocida.
El trabajo de una enfermera no se limita sólo a los hospitales, pues su trabajo de campo ha hecho posible, por ejemplo, que las campañas de vacunación sean exitosas. La enfermería requiere de una gran entrega, paciencia y cariño hacia los semejantes; podría decirse que sus obligaciones principales son: promover la salud, prevenir la enfermedad, ayudar a los enfermos a recuperar la salud y aliviar el sufrimiento.
Los cuidados que las enfermeras brindan a los pacientes no reparan en cuestiones de raza, edad, credo, orientación sexual, nacionalidad, opiniones políticas o discapacidad, pues su trabajo parte de la base del respeto y de la dignidad.
La británica Florence Nightingale (1820-1910) es considerada la “madre de la enfermería moderna”, pues creó el primer modelo conceptual de enfermería. El objetivo fundamental de dicho modelo era “conservar la energía vital del paciente”. La idea era que, partiendo de la acción que la naturaleza ejerce sobre los individuos, el paciente debía ser colocado en las mejores condiciones posibles para la misma naturaleza actuara sobre él.
Nightingale estaba convencida de que un entorno saludable era necesario para aplicar cuidados adecuados, también afirmaba que hay cinco puntos esenciales para asegurar la higiene de las viviendas: aire puro, agua limpia desagües eficaces, limpieza y luz. Fue la primera en proponer que las enfermeras prestaran atención a domicilio, esto con el fin de enseñar a los enfermos y a sus familias a ayudarse a sí mismos y mantener su independencia.
El modelo de esta notable mujer distinguía dos tipos de enfermería: la “de la salud”, que es el arte de aprender sobre la higiene, el cual tenía que ser conocido por todas las mujeres; y la “de la enfermedad”, que es el arte y cuerpo de conocimientos de otras disciplinas.
Para la famosa enfermera, su profesión dependía de una vocación religiosa y estaba destinada sólo para las mujeres. Florence Nightingale pensaba que la enfermedad “es el camino que utilizado por la naturaleza para desembarazarse de los efectos o condiciones que han interferido en la salud”. A su vez, la salud es no solamente estar bien, sino “tener la capacidad de usar bien toda la energía que poseemos”.
Hoy en día, conocemos que la higiene es un factor básico para conservar la salud y aunque no pensamos que la enfermería sea una vocación religiosa (aunque a veces lo parezca), sí requiere de una entrega completa por parte de quien la ejerce. Finalmente, aunque la gran mayoría de los profesionales de la enfermería siguen siendo mujeres, la proporción de hombres “enfermeros” ya es significativa. ¡Felicidades a todos ellos!
