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Depresión en la mujer.

Por: Dr. Hugo Martínez Lemus, Psiquiatra 

Epígrafe

Ellas.mx.– 10. Piedad, Señor, que estoy en gran peligro. Se consumen de tristeza mis ojos, mi alma y todas mis entrañas; 11. Mi vida se consume de tristeza, los gemidos acaban con mis años; la miseria acaba con mis fuerzas, mis huesos se consumen. 12. Soy la irrisión de todos mis opresores, asco de los vecinos y espanto de los que me conocen; los que me ven en la calle huyen de mí. 13. Se olvidan de mí, como si ya estuviera muerto, soy un objeto de basura. 14. Oigo los cuchicheos de la gente -terror por todas partes-, se han puesto de acuerdo contra mí y tratan de matarme… (Salmo 31 vers. 10 al 14)

Consideraciones generales.

Aunque muchos hayan sido los orígenes aducidos a la melancolía, su descripción, a través de las centurias, ha sido siempre la misma: decaimiento del ánimo, ausencia de disposición para los placeres, falta de fuerza y disposición para las tareas que con anterioridad, a ese estado, se tenía; también los llamativos reproches que pueden ser dirigidos desde los otros, como por el mismo doliente, y son, casi siempre, lejanos al juicio que los conocidos tienen del melancólico.  

La depresión, como hoy se le conoce, es un trastorno del estado de ánimo, de los afectos o del humor que, además de lo arriba mencionado, tiene otros criterios para ser considerado un problema clínicamente significativo: alteraciones del dormir, del apetito, de la sexualidad y frecuentemente se acompaña de quejas somáticas relacionadas con dolor y mal funcionamiento de diversos aparatos y sistemas. La depresión, junto con otros trastornos mentales, parece ocupar un lugar altamente prevalente entre las enfermedades a nivel mundial y probablemente sea la causa de discapacidad, temporal o permanente, de trabajadores que la padezcan.

Depresión en la mujer.

Entre sus características, la depresión, tiene la de presentarse más frecuentemente en las mujeres, las causas exactas se desconocen, pero veamos algunas de sus posibilidades. En el caso de las enfermedades tiroideas, que frecuentemente están en comorbilidad con afecciones emocionales, estas se presentan más frecuentemente en mujeres (Arturo Zarate; et. al. 2010), las posibles razones son las variaciones estrogénicas que hacen más susceptible al sistema inmune, el incremento en el desempeño de la glándula tiroides en épocas como la pubertad,  el embarazo,  puerperio y la menopausia. Dos tercios de los pacientes con disfunción tiroidea padecen de trastornos depresivos clínicamente significativos. Los trastornos depresivos se hayan más representados entre los pacientes con hipotiroidismo (Ljiljana Radanovic, et. al. 2003).

Hormonas femeninas y depresión

Evidentemente las depresiones asociadas a las diversas etapas de la vida sexual y reproductiva en las mujeres y su relación con los cambios hormonales es objeto de estudios numerosos sin que se llegue a conclusiones definitivas. La relación de la influencia de las hormonas femeninas sobre las sustancias cerebrales aún no está determinada pero se sabe que existen receptores específicos para estrógenos, progestágenos, hormona luteinizante y hormona folículo estimulante en el sistema nervioso central. Los estrógenos parecen inducir la plasticidad sináptica y dendrítica, aumentan los niveles de noradrenalina y acetilcolina, así como los niveles de beta endorfinas; modulan los efectos de la serotonina (5HT), aumentan el número de receptores 5HT2, disminuyen el de los receptores 5HT1, mejoran la recaptura de ésta. En cambio La progesterona aumenta la actividad de la monoaminooxidasa, tiene acción hipnótica, sedante y anticonvulsivante probablemente relacionada con la modulación que hace del neurotrasmisor GABA (ácido gamma aminobutírico) principalmente inhibitorio (Luis Risco, 2010). Con estos datos se puede entender los cambios en el humor y la ansiedad que desarrollan muchas mujeres en las épocas de la vida reproductiva en que otras hormonas se ven también comprometidas.

Depresión postparto

Con una prevalencia de entre el 10 y 20% la depresión postparto se ha identificado como problema de salud grave por las repercusiones que tiene si no se le atiende prontamente. Los factores psicosociales, los cambios hormonales y los antecedentes personales, para depresión, son las variables a tomar en cuenta. Más específicamente, la disminución del triptófano y el aumento de las citosinas proinflamatorias y la proteína C reactiva; en el aspecto psicosocial hay factores como el abuso sexual en la infancia, una relación de pareja pobre y una pobre red de apoyo.  La prevalencia aumenta a 26% en mujeres adolescentes y hasta casi 30% en mujeres con problemas socioeconómicos, pero el factor que ha demostrado mayor importancia es el diagnóstico previo de episodios depresivos. Importante es diferenciar un episodio depresivo mayor de sólo la presencia de algunos síntomas como tristeza e irritabilidad después del parto, estos suelen presentarse muy comúnmente, hasta en un 80% (Medina-Serdán 2013), ameritan intervención pero limitada a la psicoterapia y no al uso de fármacos. 

Violencia contra las mujeres

Dos son las secuelas más frecuentes y graves de la violencia, el trastorno de estrés postraumático y la depresión, entre otros trastornos de ansiedad y del humor, pero, además, se reportan abuso de sustancias, trastornos somatomorfos, de la alimentación y sexuales. En México, una expresión condenable de la desigualdad de género es el abuso contra las mujeres. En una encuesta de Castro y Riquer, en 2012 (citada por Moctezuma y Narro en 2014), se refiere que 41% de mujeres mayores de 15 años reportan violencia por parte de sus parejas y 72% en el caso de que la mujer sea divorciada. La violencia emocional hasta en un 40%, la económica en 28%, la física en 21% y la sexual en 8%, aumentado en el caso de mujeres divorciadas. Factor sociocultural que inclina la balanza en la alta prevalencia de depresión en las mujeres.

Tratamiento

En una época donde la fascinación por el cerebro, y sus vínculos endocrino-inmunológicos, es la moda, la psiquiatría, en la mujer, parece perder de vista la multifactorialidad de la depresión. Se tiende a “medicalizar” para “normalizar” como una estrategia general, y en el caso de la mujer esto se vuelve una situación paradigmática. Las mujeres son más fácil y frecuentemente designadas como enfermas emocionales y remitidas a los servicios de psiquiatría, donde se les diagnostica con mucha mayor frecuencia. Poco, o casi nunca, se aprecia la tristeza en una mujer, como una reacción ante la desigualdad y las presiones socioculturales hacia su género. La desigualdad condiciona, además, las pocas salidas sublimatorias que las mujeres tienen para encontrar otros restablecimientos a sus depresiones que no sean las médicamente correctas; patrones de conducta como el altruismo, servilismo, contención emocional e inhibición de la agresividad ubican a las mujeres en posiciones de subordinación y falta de recursos materiales y simbólicos para preservar su salud mental.

Próximamente en la edición impresa y distribuida en Milenio Diario 

 

Redacción

Equipo de redacción de la red de Mundodehoy.com, LaSalud.mx y Oncologia.mx

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