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Diabetes e hipertensión, factores de riesgo para padecer demencia senil

Además de ser enfermedades crónicas y degenerativas que por sí mismas ya representan un serio problema de salud, la hipertensión arterial y la diabetes mellitus pueden causar demencia senil en adultos mayores de sesenta años de edad. Esta pérdida progresiva de funciones cognitivas (la más importante la memoria reciente) se debe a los efectos de la ateroesclerosis que producen dichos padecimientos en los vasos del cerebro.


Ateroesclerosis es un padecimiento, en el cual la grasa se deposita en las paredes arteriales por lo que se engrosan, pierden la elasticidad y obstruyen el flujo de la sangre, además se pueden formar coágulos alrededor de las placas, lo que agrava la obstrucción, y también pueden producirse hemorragias dentro de la placa. Sus causas principales son altos niveles de colesterol y triglicéridos, hipertensión arterial, diabetes y exposición a los componentes del humo del cigarrillo.
Extraviar las llaves con frecuencia, no recordar lo que se hizo el día anterior, el nombre de familiares cercanos u olvidar el domicilio en el que se habita y tener poco interés por el aseo personal, son algunos de los signos de alarma que los familiares pueden notar en el adulto mayor como un indicativo de que inicia o se está desarrollando demencia senil, dijo Iliana Rocío López Silva, adscrita al Servicio de Higiene Mental del Hospital General del Centro Médico Nacional La Raza del IMSS.


Un dato común de las personas con demencia senil, añadió, es que olvidan con frecuencia hechos muy recientes, casi instantáneos, como por ejemplo pueden dejar prendida la estufa o abiertas las llaves de agua e, incluso, no recordar cuál fue la cena de la noche anterior, pero sí recuerdan eventos de sus primeros años de vida, como la escuela primaria a la que asistieron o el nombre de sus compañeros de clase.
Es precisamente en este momento, dijo, cuando se debe comenzar a tratar con medicamentos que pueden inhibir la producción de una enzima que destruye las neuronas y aumentar la producción de la acetilcolina, neurotransmisor fundamental en ciertas áreas del sistema nervioso que es básica para la memoria.


La doctora López Silva explicó que si se detecta y da tratamiento de forma temprana a esta enfermedad, la pérdida de la memoria será más lenta y se tendrá una mejor calidad de vida. Incluso es posible que el paciente viva sin perder los recuerdos.
Acerca de la disminución de la capacidad cognitiva, puntualizó que hay dos trastornos que caracterizan esta patología: la apraxia, o sea, la imposibilidad de ejecutar actividades cotidianas como el uso de una cuchara, –“puede saber qué es, pero no para qué se utiliza”–; y la agnosia, que es lo contrario, conoce el funcionamiento de la cuchara pero no recuerda su nombre.


Cuando la enfermedad ya es moderada o severa es difícil que el tratamiento ayude y, por el contrario, comienzan una serie de complicaciones. Por ejemplo, si salen a la calle están expuestas a extraviarse ya que no sabe cómo regresar a su domicilio e, incluso “algo que se da mucho en la ciudad de México, que es gente adulta mayor atropellada por estar desorientada”, añadió.
Enfatizó que la demencia puede ser confundida con una depresión severa, ya que el anciano pasa de ser una persona activa y con una rutina bien definida a alguien que habla poco, es poco sociable y tiende a aislarse.


La prevalencia de demencia senil es del uno por ciento en los mayores de 60 años, se incrementa al tres por ciento después de los 70 años, y es casi del cinco por ciento al sobrepasar los 80 años, dijo.


Señaló que al ser una enfermedad que también es condicionada con el aumento de la edad no es prevenible, pero sí se pueden evitar factores de riesgo que favorezcan el desarrollo de enfermedades crónicas, por lo que una dieta balanceada que incluya frutas y verduras y actividad física diaria son parte de la prevención. Además, algo que es útil para todos es “ejercitar el cerebro” y los sentidos mediante la lectura, la escritura, el deporte, la música o las matemáticas, “hay que recordar que músculo que no se usa se atrofia”, subrayó.

Los suplementos de ácido fólico podrían mejorar en gran medida el funcionamiento cognitivo en las personas mayores, según un estudio de la Universidad Wageningen y el Centro de Ciencias de la Alimentación Wageningen en Holanda que se publica en la revista The Lancet.


A medida que el organismo envejece, el funcionamiento cognitivo se deteriora, sobre todo aquellos dominios cognitivos relacionados con la velocidad en el procesamiento de la información y la memoria. Tales cambios se han asociado con el riesgo de demencia en edades avanzadas.


En el estudio, dirigido por la investigadora Jane Durga, los investigadores asignaron de forma aleatoria a 818 participantes a recibir un suplemento de 800 microgramos diarios de ácido fólico o placebo durante tres años.


Los científicos descubrieron que las funciones cognitivas como la memoria o la velocidad de procesamiento de la información mejoraron en los adultos a los que se proporcionaron los suplementos de ácido fólico en comparación con aquellos que tomaron placebo.


Según los autores, los resultados muestran que los suplementos de ácido fólico durante tres años mejoran la realización de los pruebas que miden la velocidad de procesamiento de la información y la memoria, dominios que se sabe sufren un declive con la edad.


Por otro lado, los investigadores señalan que deben realizarse más ensayos similares, sobre todo en poblaciones con deterioro cognitivo leve y demencia, para comprobar la relevancia clínica de este posible tratamiento y lograr una mayor cantidad de información a este respecto.

Redacción

Equipo de redacción de la red de Mundodehoy.com, LaSalud.mx y Oncologia.mx

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