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Palabras del Secretario de Salud. Jose Angel Córdova Villalobos

Doctor Adolfo Martínez Palomo, coordinador general del Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República;
 
doctor Manuel Ruiz de Chávez, Presidente de la Academia Nacional de Medicina;
 
doctor Juan Pedro Laclette, coordinador general del Foro Consultivo Científico y Tecnológico;
 
señores y señoras académicos;
 
distinguida audiencia.
 
Antes que nada quiero agradecer esta invitación esta invitación para participar en este Congreso Nacional  de Innovación en Salud. Este es un tema por demás relevante que atrae el interés de muchos de los que nos dedicamos a algunas de las grandes áreas que tienen que ver con la salud de la población.
 
La salud desde el enfoque de atención personal médica clínica o terapéutica, hasta el de atención comunitaria a través de acciones de salud pública; de igual forma la innovación en la gestión estratégica y en la administración en salud, o la mejora de los instrumentos vinculados a la epidemiología o a la economía de la salud y finalmente no debemos olvidar a la regulación sanitaria, a la normatividad y a la jurisprudencia sanitaria, o el bien el caso de la comunicación en salud, tanto en el enfoque informativo hasta el enfocado a la educación para la salud, solo por mencionar algunos.
 
Hoy, nadie que busque hacer cada vez mejor las cosas, aprovechando la aplicación de los nuevos y efectivos conocimientos y tecnologías, queda ajeno a todas estas categorías y tendencias: calidad, excelencia e innovación, conceptos todos que si bien surgen de la necesidad de las organizaciones para incrementar su competencia económica en un entorno cada vez más global, han encontrado eco en aquellas instituciones públicas prestadoras de servicios y que en el caso de la salud, adquieren un valor especial por tratarse además de un bien público y social.
 
Desarrollo científico e innovador son supuestos clave para el crecimiento económico de una nación, de manera que el estado está comprometido en dinamizar los procesos de integración de los actores sociales, a través del establecimiento de políticas y programas de desarrollo que incentiven y promuevan la participación de toda la sociedad hacia el fortalecimiento de la investigación y del desarrollo, y a incrementar los recursos dedicados a estas actividades, tanto los humanos como la infraestructura y equipo.
 
Investigación e innovación se han convertido en una prioridad en el mundo globalizado y en las naciones, así lo ha reconocido el ciudadano Presidente de la República, el licenciado Felipe Calderón, desde el inicio de su administración y así lo consideramos y lo hemos demostrado en el sector salud. 
 
Ya mencionaba el doctor Martínez Palomo, la creación de estas 250 nuevas plazas en la Secretaría de Salud para nuevos investigadores, pero no solamente eso, estamos impulsando la vocación de los investigadores, de los estudiantes que en el desarrollo de su carrera puedan constituirse como verdaderos elementos y futuros investigadores para México, al crear 200 plazas para estudiantes de toda la República, que puedan pasar desde seis meses hasta un año con investigadores nacionales.
 
De esta manera todos los que integramos el sector salud entendemos que para el cumplimiento cabal de los objetivos y las metas que nuestro país necesita para elevar el nivel de vida de la población se requiere de manera decidida fortalecer la investigación y la enseñanza en salud para el desarrollo y la generación del conocimiento y el capital humano reflejado en recursos humanos con altos niveles de desempeño y eficacia.
 
La experiencia nos ha demostrado que promoviendo la vinculación entre la investigación y el ejercicio de los profesionales de la salud, así como entre los investigadores y las instituciones obtenemos muy buenos resultados.
 
De igual forma para la Organización Mundial de la Salud la investigación tiene un papel decisivo en el fortalecimiento de los sistemas de salud, el mejoramiento de la distribución equitativa, de servicios sanitarios de alta calidad, ya sea de salud pública o de la prestación de servicios individuales, en la generación de políticas públicas sustentables y en el impulso del desarrollo humano.
 
Este organismo internacional ha reiterado además la necesidad de aprovechar los conocimientos para mejorar la salud y urge, a superar la brecha del saber cómo, al saber hacer, es decir, garantizar que los conocimientos en salud sean aplicados por la población y por los sistemas de salud de manera optima.
 
Los rubros más destacados para hacer tomados en cuenta por los países miembros y la comunidad mundial de investigadores en salud comprenden los siguientes aspectos: integrar la investigación en todos los aspectos de los sistemas de salud como parte del desarrollo de los mismos en cada nación; aumentar la difusión de los resultados de las investigaciones; fortalecer la capacidad de la investigación institucional; encontrar aplicaciones innovadoras para la generación del conocimiento, establecer alianzas orientadas por problemas; elaborar políticas fundamentadas en datos sólidos en los países y fortalecer el registro mundial de los ensayos clínicos.
 
Innovar, casi siempre de la mano de la investigación, es un gran desafío para todas las naciones, un desafío para convertir el conocimiento adquirido en nuevos procesos, estrategias y servicios, y para mejorar las condiciones de desarrollo humano, un reto para el cambio.
 
Los grandes avances en las ciencias básicas como la biología, la física, las matemáticas, el surgimiento de la mecatrónica, la nanotecnología, las telecomunicaciones han posibilitado impresionantes descubrimientos y el desarrollo de tecnologías médicas como el descubrimiento del genoma humano, cuyas aplicaciones y potencialidades están en pleno desarrollo.
 
Sin embargo, en salud todo conocimiento y tecnología debe de ser tamizada por la racionalización y el establecimiento de criterios y procedimientos.
 
Continuando, con la Organización Mundial de la Salud está recomienda a los países miembros la necesidad de estudiar el impacto potencial de otros tipos de incentivos de la innovación o de nuevas formas de innovación.
 
Además de examinar las prioridades actuales en materia de investigación, en particular respecto a las necesidades de los países en desarrollo. En el caso de las enfermedades que afectan fundamentalmente a estas países, el sistema de patentes puede ser insuficiente como incentivo para generación de medicamentos nuevos y otros productos, esto significa que los fondos públicos procedentes de gobiernos nacionales y organismos internacionales, así como de instituciones filantrópicas deberían destinarse a áreas prioritarias de investigación en las que los incentivos basados en el mercado no son suficientes.
 
Como ustedes conocen, el sistema de patentes ha sido objeto de debate, pero en los últimos años el debate se ha ampliado a nuevas esferas de la tecnología, entre ellas, la biotecnología, métodos empresariales y programas informáticos, aspectos en los que se innova de forma gradual y en donde nuestro país, una vez más a través del sector ha demostrado pleno respecto y cumplimiento de los acuerdos y reglamentaciones correspondientes, además de construir los marcos legales que promueven la innovación y el desarrollo de nuevas moléculas.
 
Por lo que toca a las prioridades de la investigación, se distingue en tres aspectos a considerar: el primero, relativo al flujo mundial de fondos, que influenciado por las fuerzas del mercado y el sistema de patentes moviliza considerables recursos a fin de desarrollar tratamientos para enfermedades donde existen grandes mercados y está poco motivado por esos factores, en el caso de tratamientos cuyo mercado potencial es demasiado pequeño o poco lucrativo.
 
La segunda área de estudio es el costo de la investigación y desarrollo. Uno de los principales motivos de preocupación en la actualidad tanto en los países en desarrollo como en los países desarrollado es el costo creciente del descubrimiento y el desarrollo de los medicamentos, esto afecta en particular a los países con menos recursos, donde  podría ampliarse la brecha existente entre el costo de los tratamientos, incluidos, los costos de su desarrollo y los que los gobiernos y las personas de estos países pueden pagar por estos tratamientos.
 
Por último, y no menos importante, los incentivos y la financiación dedicados a la investigación de tratamientos más que de las formas de prevención, deberían compararse con los beneficios sanitarios potenciales de cada una de esas opciones.
 
En este siglo XXI, los cambios demográficos, epidemiológicos, culturales, sociales, políticos, climático ambientales, nos retan constantemente con modificaciones que ocurren a una gran velocidad y que requieren de conocimientos y de formas innovadoras  para su atención, el ejemplo lo tenemos muy cerca, la pandemia de infección por el virus de la influenza humana A H1N1, asociada a un agente que cambia con gran rapidez y tiene un grado de innovación biológica acelerada.
Este evento sanitario ha puesto de nuevo el foco de la investigación y la innovación, ha acelerado procesos que teníamos previsto, entre otros, la actualización y modernización de la amplia red de laboratorios estatales y regionales con tecnología adecuada para la identificación viral y la ampliación y modernización de BIRMEX, con un área para producir la vacuna contra la influenza, que funcionará como una planta multipropósitos donde además se realice la producción secundaria de otras vacunas como las de la hepatitis A, B, papiloma humano, por mencionar algunas.
 
También recordemos que se terminó hace algunos meses la readecuación de las áreas productivas del Instituto Nacional de Virología e Higiene, el antecedente para la producción de las vacunas, desde hace muchos años en nuestro país.
 
En la Secretaría de Salud sabemos, sobre todo, en tiempos de crisis económicas que debemos sumar los esfuerzos de todos los actores dedicados al desarrollo de la investigación y de la innovación y a la formación de recursos humanos.
 
De este modo hemos ya consolidado convenios con la Universidad Nacional Autónoma de México, el Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Autónoma Metropolitana, tenemos también una excelente comunicación e intercambio con reconocidos investigadores, académicos y profesionales de la salud, así como con instancias internacionales como la Organización Panamericana y Mundial de la Salud.
 
Estamos convencidos que solo formando alianzas nacionales e internacionales con la conformación de redes y metaredes del conocimiento la tarea será más eficiente y podremos avanzar.
 
Sin duda, existen muchos pendientes al respecto, en cuya solución mucho ayudan foros de comunicación y análisis como este que organiza la Academia Nacional de Medicina y el Consejo Consultivo de Ciencia de la Presidencia de la República, que impulsan el debate y la generación de propuestas para atender el problema y superar el rezago, estaremos en la espera de los resultados y conclusiones que se den que nos permitan retroalimentar nuestras acciones relacionadas con la gestión estratégica del conocimiento en salud, les deseo el mayor de los éxitos y les agradezco mucho su atención.

Redacción

Equipo de redacción de la red de Mundodehoy.com, LaSalud.mx y Oncologia.mx

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