“Piernas inquietas”, síndrome que puede disminuir la calidad de vida
En el Instituto, el diagnóstico se realiza por medio de la sintomatología y un estudio nocturno llamado polisomnografía.
Si le cuesta trabajo dormir, tiene la necesidad imperiosa de mover las piernas y al moverlas siente alivio, sobre todo por la tarde-noche, puede tratarse del Síndrome de Piernas Inquietas (SPI) conocido científicamente como acromelalgia.
Especialistas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), estiman que en México este padecimiento se presenta hasta en el 7 por ciento de la población.
De acuerdo a la Academia Americana de Neurología (AAN) el SPI afecta a un 10 por ciento de la población a nivel mundial, entre los 30 y 70 años. Se caracteriza por síntomas como hormigueo, dolor, desesperación, cosquilleo y calambres, sensaciones que se producen en la zona de la pantorrilla pero afectan en cualquier parte de una o ambas piernas.
El doctor Jorge Aguilar Castillo, jefe del Servicio de Neurofisiología Clínica del Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional Siglo XXI, comentó que se trata de un padecimiento neurológico de origen genético sin repercusiones cerebrales; no obstante, en ocasiones puede influir en el estrés y la ansiedad o estar asociado a padecimientos como anemia, insuficiencia renal, parkinson o trastornos de la medula espinal.
Añadió que el SPI se caracteriza por la necesidad de mover las extremidades inferiores al dormir o permanecer sentado. “Los síntomas regularmente se presentan durante la tarde y se agudizan por la noche, durante el sueño. El paciente tiene movimientos periódicos en las piernas, refiere molestias y despierta constantemente, lo que genera la sensación de sueño no reparador”.
Indicó que el paciente acude a consulta manifestando insomnio, fatiga, somnolencia, cansancio y falta de atención. De hecho, el mayor problema de este síndrome es que rompe los patrones de sueño de las personas y no logran descansar, ocasionando bajo rendimiento escolar y baja productividad laboral.
El doctor Rubén García Ramirez, jefe del Departamento de Neurología del Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional Siglo XXI, señaló que este síndrome afecta la calidad de vida de las personas ya que disminuye la capacidad cognitiva, incrementa la posibilidad de accidentes, estimula el mal humor, irritabilidad, cansancio y afecta el sistema inmunológico, provocando mayor riesgo de enfermedades e, incluso, la muerte prematura.
Explicó que en el IMSS, el diagnóstico se realiza por medio de la sintomatología y la práctica de estudios nocturnos como el electroencefalograma (EEG); el electrooculograma (EOG), que es la medición de los movimientos oculares y la polisomnografía, que consiste en el registro de estos parámetros electrofisiológicos que definen los estados de sueño y de vigilia.
Al medir ciertos parámetros, dijo, como actividad muscular, respiración, frecuencia cardíaca, oxigenación y movimientos oculares, los neurólogos tienen los antecedentes clínicos suficientes del paciente, para dirigir adecuadamente el diagnóstico y tratamiento.
Para mejor resultado en el tratamiento, los doctores sugieren una rutina de ejercicio moderado que ayude a dormir mejor, tomar un baño caliente o masajes en las piernas, sin embrago, aunque muchos pacientes sienten alivio con estas medidas, otros difícilmente eliminan el malestar completamente, por ello, se emplean medicamentos que ayudan al sistema nervioso central.
Finalmente los especialistas subrayan la importancia de acudir al médico en caso de presentar los síntomas mencionados, ya que este padecimiento frecuentemente es subdiagnosticado y la falta de tratamiento agudiza el dolor.