México D. F.- Todo empezó a finales del pasado mes de julio, cuando el Departamento de Salud Pública del estado de California, Estados Unidos, advirtió que el popular dulce mexicano Pulparindo contenía niveles peligrosos de plomo, por lo que su consumo debería ser evitado por la población infantil.
Al final, Pulparindo fue exonerado, pero para que otro par de golosinas, el famoso Miguelito y otro denominado Barrilito, fueran señaladas por un supuestamente alto contenido de plomo (la norma estadounidense indica que el contenido de este metal no debe ser mayor de 0.1 partes por millón para que su consumo sea aceptado).
La advertencia de las autoridades sanitarias de California se dio a conocer el pasado 23 de agosto. Para el 24 de agosto, la Secretaría de Salud de México emitió un comunicado en el que informaba que los dulces en cuestión (los cuales llevan muchos años en el mercado mexicano) serían sometidos a una revisión para determinar su nivel de plomo. Los resultados se conocerán en poco más de una semana.
De acuerdo con la Comisionada de Evidencia y Manejo de Riesgos de la Comisión Federal para la Protección contra Riegos Sanitarios (Cofepris), Rocío Alatorre, en 1995 la Administración de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos (FDA) fijó en 0.5 partes por millón el límite de contenido de plomo para los dulces elaborados a base de azúcar, sal y chile. Sin embargo, en el 2006 este criterio fue reducido a 0.1 partes por millón.
La funcionaria señaló que ante dicho cambio algunos productores modificaron la fórmula de sus dulces. De hecho, Luz María González, administradora general de Fábrica de Dulces Miguelito, aseguró: %u201CLlevamos más de 35 años en el mercado y jamás hemos atravesado por problema de esta índole. Tenemos estudios de la Secretaría de Salud y de otra compañía, en los cuales se demuestra que nuestros productos salen totalmente libres de plomo%u201D.
Para González, las alertas emitidas por las autoridades sanitarias de California responden a %u201Cuna campaña de desprestigio%u201D cuyo origen puede encontrarse en las elevadas exportaciones de dulces mexicanos a Estados Unidos (que ascendieron a más de 200 mil toneladas en el 2006), cuyo monto en dólares supera los cuatro mil millones.
Esta versión fue apoyada por el presidente de la Asociación Nacional de Fabricantes de Chocolates y Dulces de México, Noé Lecona, quien señaló que %u201Clos productores mexicanos le han quitado un tres por ciento del mercado estadounidense a los productores de dulces (de Estados Unidos) y al parecer no están dispuestos a aceptarlo%u201D.
El viernes 24 de agosto, la versión electrónica del periódico El Universal publicó una entrevistas con el doctor Gerardo Rivera, investigador de la Universidad Panamericana, quien puso en duda el hecho de que los populares Miguelitos contengan altos niveles de plomo y que en el supuesto de que sí lo estuvieran, %u201Clos niños deberían comer dosis de 5 a 6 sobres (de 5 gramos), al menos tres veces al día%u201D.
Si bien la acusación contra los dulces mexicanos puede tener un trasfondo netamente comercial, lo más deseable es que la Secretaría de Salud de México ponga fin a la polémica y disipe todas las dudas sobre la seguridad de estos productos.
El pensar de una manera crítica (lo cual es una obligación) nos lleva a valorar la posibilidad de que las autoridades de salud estadounidenses también podrían tener algo de razón. Por desgracia, nuestro país no se distingue por su estricta observancia de las leyes, mucho menos de las relacionadas con la salud.