Por: Sandra Weiss
LaSalud.mx.- En el Día Internacional de la Tuberculosis, se entrevistó al Dr. Enrique Baltazares quien trata enfermedades pulmonares potencialmente mortales en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) de la Ciudad de México.
El Dr. Mario Enrique Baltazares, neumólogo trata usualmente a pacientes con emergencias (hemorragias agudas, con frecuencia causada por la tuberculosis, una enfermedad endémica en México). Las hemorragias internas son cuestión de vida o muerte, como por ejemplo, la joven novia que empezó a toser con sangre en el altar y que fue transferida directamente a INER, todavía con su vestido de novia, salpicado de sangre. Ella tuvo suerte y fue tratada por el Dr. Baltazares, uno de los especialistas con 27 años de experiencia en neumología, cardiología y hemodinamia en México. El Doctor primero calmó, con su manera tranquila y sensata, a los novios, para después realizarles algunas preguntas, después miró los rayos X y comenzó a actuar rápidamente: un paciente que escupe medio litro de sangre está en peligro de asfixia, y de morir por la pérdida de sangre, si se trata de más de dos litros.
Fue entonces que Baltazares se puso su bata quirúrgica y llevó a la joven novia al quirófano. “En el quirófano, no me doy cuenta del mundo a mi alrededor”, dice. “El tiempo no existe. No hay distracciones, solo un enfoque completo en el paciente. Aquí podemos curar enfermedades graves en muy poco tiempo”.
Intervenciones más precisas gracias a la imagenología más clara.
Las imágenes nítidas son generadas por un dispositivo blanco y discreto con varios brazos ajustables: el Artis zee de Siemens. “Fuimos el primer hospital de América Latina que tuvo esta máquina”, Baltazares dice con orgullo. Él estima que has tratado a más de 260 paciente desde 2011 con Artis zee y es sin duda su mejor aliado al grado que no puede imaginar hacerlo sin ella. “Es un milagro de la tecnología. Yo puedo localizar la causa de la hemorragia de manera más precisa. Y gracias a sus sensores puedo ver los signos vitales como la presión arterial o los niveles de oxígeno en la sangre mientras estoy operando al paciente”.
Con el sistema Artis zee de Siemens, la embolización es más rápida, más precisa, y por lo general, sólo requiere un asistente adicional y una enfermera. Los pacientes no tienen que permanecer en la unidad de cuidados intensivos durante días, como se hacía en el pasado, ahora pueden volver a casa después de uno o dos días. Son necesarias menos transfusiones de sangre, menos medicamentos y menos materiales, lo cual representa un efecto secundario positivo en términos de ahorro de dinero al hospital. Artis zee también hace que el trabajo del médico sea más fácil, ya que la estación de trabajo guarda los reportes quirúrgicos terminados, que sólo necesitan ser resumidos y firmados por el médico evitando que ellos inviertan su tiempo en papeleo y lo puedan dedicar a sus pacientes. “Además, las imágenes se guardan, por lo que tenemos una base de datos sobre el estado médico de los pacientes, que nos pueden ayudar durante las cirugías futuras”, dice Baltazares. Incluso la novia pudo salvarse, ella se casó un par de semanas más tarde, Baltazares recuerda con una sonrisa mientras camina por los senderos sombreados del gran jardín del hospital a un ritmo rápido, como si la próxima emergencia pudiera estar esperando. El antiguo hospital para enfermedades pulmonares en el sur de la Ciudad de México, se extendió a lo largo de una superficie de ocho hectáreas, lo que es un oasis en la ajetreada capital.
Sin necesidad de anestesia general, pacientes más tranquilos.
Uno de los otros pacientes del Dr. Baltazares lo saluda en el jardín. Luis Alberto Osnaya es de Tlalnepantla, Estado de México. La región tiene una de las zonas de mayor concentración poblacional, de actividad industrial y contaminación. Osnaya ha llegado al hospital para un seguimiento. Unos meses antes él también estuvo sobre la mesa del Artis zee, una experiencia que el periodista y diseñador de páginas web de 49 años de edad no olvidará: “Fue temprano en la mañana, y yo estaba sentado en el escritorio de mi casa, cuando de pronto me dio hipo. El hipo se convirtió en tos y luego mi boca estaba llena de sangre”. Entonces Osnaya corrió al baño y como estaba escupiendo sangre se aterrorizó. Recuerda que incluso de niño se enfermaba a menudo; constantemente tenía gripe, bronquitis y tos. Él tenía que ver a sus amigos jugando futbol desde un lado del campo debido a un defecto congénito que tiene en el corazón y el pulmón. Venía de una familia modesta y sus padres no podían pagar la cirugía ya que estaba fuera del alcance de su bolsillo. Los médicos del hospital estatal le aseguraron que iba a crecer sin ello, pero el silbido en sus pulmones continuó y Osnaya tuvo que aprender a vivir así. Por encima de todo, eso significaba tomar las cosas con calma. Hace catorce años, después de una fase exitosa de trabajo, tuvo una cirugía en uno de los más respetables hospitales privados de México. El procedimiento se llevó todos sus ahorros, pero Osnaya se había sentido “curado” desde entonces.
Preocupado por ver la sangre en su boca, Osnaya llamó a su médico de cabecera quien lo calmó y le recetó medicamentos. Dos semanas más tarde, volvió a pasar. “Me di cuenta de que tenía que ser algo malo”, explica Osnaya. Su médico lo atendió de inmediato y le tomó una radiografía de su pecho. “Parecía como si una bomba hubiera estallado”, recuerda Osnaya. “Me di cuenta de que mi vida estaba en juego.” Fue entonces que el médico lo envió de inmediato al INER, donde terminó en la sala de urgencias y bajo el cuidado del Dr. Baltazares. Osnaya había tosido 600 ml de sangre. Baltazares programó la cirugía para las 10 de la mañana siguiente y explicó con calma el procedimiento a su paciente. Osnaya estaba impresionado. “Todo sucedió tan rápido. Los médicos estaban tranquilos y fueron profesionales y la explicación fue comprensible. Yo estaba muy aliviado.” Los dos hombres se vieron de nuevo a la mañana siguiente. Osnaya con una cánula en su brazo derecho y recostado en la camilla y Baltazares en bata quirúrgica de color azul claro y una mascarilla facial quirúrgica.
La anestesia general no fue necesaria en esta intervención precisa con el Artis zee, por lo que Osnaya era capaz de ver su sangre circular en la pantalla durante la cirugía: “Vi siete fugas en mis arterias que fueron reparadas. Me sentí un poco como un viejo Volkswagen obteniendo una reparación completa “, bromea. Él pudo visualizar su propio cuerpo desde el interior con la ayuda de un catéter, que se había insertado en la arteria femoral en la ingle, al ver el pulso de la sangre y escuchar sus pulmones crujir fue una experiencia increíble para él. “Pero el proceso de embolización en sí era terrible, como ser quemado desde el interior.” Por suerte, el Dr. Baltazares le había advertido, y la sensación de ardor se fue rápidamente. “Las filtraciones desaparecieron como si alguien los hubiera pegado hasta cerrarlos”, Osnaya describe. Todo había terminado en menos de una hora. “Hubiera tomado dos o tres veces más tiempo con las viejas máquinas y los pacientes perdían mucha más sangre, lo que aumentaba el riesgo de complicaciones”, explica Baltazares. Con el Artis zee, él fue capaz de sellar diez áreas frágiles en las arterias de una mujer en dos horas. Eso solía tomar todo el día.
Menores costos, mayores posibilidades de supervivencia para pacientes con tuberculosis.
La precisión es lo más importante: “cuanto más clara sea la imagen, más precisa la intervención y mayores serán las posibilidades de éxito”, dice Baltazares. Los avances tecnológicos han aumentado considerablemente las posibilidades de curación. Hoy la mayoría de los pacientes que se dirigen al INER llegan lo suficientemente a tiempo para sobrevivir. Muchos de ellos tienen tuberculosis, debido a que la infección pulmonar bacteriana aún prevalece en México. La tuberculosis generalmente afecta a los más pobres entre los pobres, personas que están desnutridos y viven en el país en casas de lámina o en sótanos oscuros y húmedos de la ciudad. Su sistema inmune ya está debilitado y no pueden darse el lujo de ver a un médico y mucho menos pagar el tratamiento prolongado necesario con fármacos o una intervención costosa como la embolización. Cuando los pacientes tenían hemorragia pulmonar como consecuencia de la tuberculosis, solía ser una sentencia de muerte. Hoy en día tienen un 97% de posibilidades de sobrevivir si se llevan al INER de manera rápida para ser tratados con el Artis zee.
La embolización, que cuesta alrededor de 150,000 pesos en un hospital privado, cuesta mucho menos en el INER financiado por el Estado y es gratis para los más necesitados. Según Baltazares, el 70% de los pacientes paga entre el 10% y el 20% de los costos; el gobierno paga el resto. Osnaya es uno de esos beneficiarios. Después de un proceso de recuperación sin problemas, ahora tiene que volver al hospital para un seguimiento cada cuatro meses y él está feliz de hacerlo. Osnaya está agradecido con los médicos por su atención profesional y está orgulloso de tener un hospital como INER. “Me han dado otra oportunidad”, dice alegremente. “Estoy muy bien; Incluso puedo trabajar desde casa otra vez”.
Sobre la tuberculosis
La tuberculosis es una enfermedad infecciosa bacteriana que ataca los pulmones. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2013 más de nueve millones de personas se infectaron y 1.5 millones de personas murieron. Principalmente afecta a los países en desarrollo, pero también ocurre en el mundo desarrollado en combinación con la enfermedad de inmunodeficiencia SIDA. El cardiólogo y neumólogo Dr. Mario Enrique Baltazares, del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) de la ciudad de México, describe la situación y los desafíos médicos de tratar la enfermedad.
Dr. Baltazares, ¿qué tan extendida está la Tuberculosis en México y cuál es la tendencia?
La tuberculosis es endémica en México y normalmente es una enfermedad de la pobreza, con consecuencias sociales y económicas drásticas para los pacientes y sus familias. Por suerte, el número de personas infectadas está disminuyendo. Esto es, por un lado, debido a los progresos económicos y mejores condiciones de vida, y por otro, un sistema de salud más eficiente. La detección y seguimiento oportuno han mejorado significativamente.
Un sistema de salud que funcione bien es importante, lo que se puede ver en el ejemplo de Nueva York en la década de 1970 cuando los recortes en el presupuesto de la salud dieron lugar a un aumento de los casos de tuberculosis. Debido a que no existe ninguna vacuna eficaz contra la tuberculosis. ¿Cuáles son algunos de los otros peligros?
Las bacterias multirresistentes son un gran peligro para la salud pública y estamos siendo extremadamente cuidadosos cuando tenemos un paciente farmacorresistente. Ellos son monitoreados muy de cerca, toda su vida, por el sistema de salud. Nunca vamos a conseguir tener la tuberculosis y otras enfermedades infecciosas completamente bajo control todo el tiempo ya que una gran proporción de la población mundial está marginada y no tiene cuidados de la salud, ni educación, ni lo suficiente para comer o para tener una vivienda digna.
En su opinión, ¿cuál es la clave para el tratamiento eficaz de la tuberculosis?
Prevención. Siempre es más barato prevenir la enfermedad en lugar de tratarla. Pero los políticos deben entender que esto es primero, ya que debe haber suficiente dinero disponible para hacer esto.
¿Qué ventajas tienen los sistemas como el Artis zee que ofrece en el tratamiento de casos agudos de tuberculosis?
La mayoría de los pacientes con tuberculosis solían morir de una hemorragia repentina. Hoy podemos embolizar las hemorragias y gracias al sistema ahora tenemos muy buenas imágenes del interior del paciente. Esto aumenta la precisión del procedimiento. Como resultado, ahorramos dinero y a veces la embolización sólo tarda 15 minutos cuando antes tardaba tres veces más. Yo también solía tener que escribir reportes quirúrgicos largos después, pero la estación de trabajo se encarga de eso ahora. Yo sólo tengo que escribir el resumen final. El procedimiento es muy acertado: el 92% de los pacientes no tienen más síntomas un año después.