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¡Auxilio! mi hijo no quiere comer

Es común que sin importar lo delicioso de la comida, nos enfrentemos a la situación de que el pequeño no quiera comer, que actúa como si fuera casi imposible llevar la cuchara a la boca y dar algún bocado. Y después de muchos esfuerzos, premios o regaños no se vislumbra que la problemática esté por desaparecer.

Ante esto, por más que se pretenda proporcionar una sana alimentación balanceada, muchas veces terminamos por ceder ante la desesperación y el pequeño obtiene sólo su comida favorita o aprende a ganar regalos en cambio de probar bocado. Ciertamente, podríamos pensar que “es mejor que coma lo que le gusta a que no coma nada en absoluto”. 

No obstante, el problema no mejorará hasta que en primera instancia determinemos la causa de este conflicto, y en segundo término, que tomemos cartas en el asunto. Antes que nada debemos relajarnos, no sucumbir ante la presión o desesperación, pues seguramente nos hará actuar precipitada o erróneamente.

¿Por qué mi hijo se reúsa a comer? Puede ser un problema de salud o un mal hábito alimenticio, en el primer caso, los niños que no comen, tampoco juegan y lucen decaídos, a ellos hay que llevarlos a consulta, pero si no es así, lo más probable es que se deba a un mal inicio en los hábitos de alimentación.

Una vez que se ha descartado un problema médico, existen algunas posibilidades en común por las que esto sucede: cansancio, control, aperitivos entre comidas, capricho, malos hábitos y distracciones a la hora de comer, porciones de tamaño equivocado, un mal momento familiar, obtener algún beneficio… Para ayudarnos a enfrentar una situación así en casa vale la pena hacernos ciertas preguntas:

¿Mi hijo está realmente hambriento a la hora de comer?

¿Toma bebidas o bocadillos que le cortan el apetito?

¿La hora de la comida es un momento agradable?

¿Estoy poniendo mucha presión sobre mi hijo al comer?

¿Mi hijo come bien con otras personas?

¿Estoy esperando que mi hijo coma más de lo que realmente necesita?

La clave es no tratar de hacer que el pequeño coma. Pensamos que es parte de nuestro trabajo hacer que nuestros hijos coman, pero no lo es. Es nuestro trabajo darles alimentos saludables y de buen sabor, pero comer es trabajo de nuestros hijos.

Pero ¿cómo manejar un niño que se niega a hacer su parte?. En algunos casos esto es sólo una etapa, pues hay que entender que a los dos o tres años de edad, casi todo en la vida de nuestros niños es dictado por los demás, y lo que escuchan es “no hagas eso” o “no puedes tener eso”, y no hay mucho que puedan controlar, por lo que es un descubrimiento el poder controlar lo que comen.

La relación de los niños y su madre está estrechamente vinculada con la alimentación, por lo que cuando un pequeño se enfada con su madre, puede expresar su cólera mediante el rechazo a la comida que ella prepara.

Sin embargo, por más despecho o capricho, un niño no se va quedar con hambre, comerá tarde o temprano. Esto claro en cuanto hayamos descartado una situación médica y nos enfrentemos a pequeños voluntariosos que han descubierto cómo controlar a sus padres.

Estos son algunos consejos para hacer frente a pequeños comedores melindrosos:

-No te estreses si tu hijo se niega a comer.

-Elige lo que van a comer, pero cuando planees la comida toma en cuenta sus comentarios y dales opciones de alimentos nutritivos que sean de su agrado.

-Involúcralos en la preparación de alimentos, incluso los más pequeños pueden ayudar a remover o a verter ingredientes medidos en un tazón.

-No frenes su desarrollo, es importante el gusto y el tacto en el descubrimiento de los alimentos, por lo que se les debe permitir tocarlos, usar la cuchara cuanto antes, sin importar se ensucie.

-Respeta un horario fijo para las comidas, deben ser cuatro o cinco comidas al día dependiendo de la edad y no se deben permitir aperitivos fuera de las horas asignadas para el alimento, como galletas o golosinas.

-No los dejes hacer una escena. Si aun preparando alimentos que hayan elegido se niegan a comer, no ofrezcas sustitutos, recuérdales que era su elección y si se niegan a comer, entonces van a pasar hambre. No se van a morir de hambre, van a comer algo con el tiempo.

-Los complementos vitamínicos pueden auxiliar en las situaciones de carencias específicas, más no sustituyen una comida, y una adecuada vigilancia pediátrica puede manejar estas situaciones antes de que se conviertan un serio problema de salud.

-Deben comer en un sitio destinado para ello, procurando que siempre sea el mismo y enseñarle a no levantarse hasta terminar de comer.

-Ofréceles a menudo una variedad en los alimentos, el paladar de los niños no ha madurado como en los adultos, por lo que es bueno animarlos a aventurarse con sabores nuevos.

-Usa los vegetales de forma creativa, si bien los pequeños deben aprender a ver verduras en su plato, se puede ir avanzando poco a poco incluyéndolas de forma sutil, ingeniosa y deliciosa.

-Recuerda que la pequeña persona en formación podría estar en una etapa en la que está poniendo a prueba los límites. Por lo que no debemos convertir la comida en una lucha, ofrece opciones saludables y luego dejarlo ir.

Redacción

Equipo de redacción de la red de Mundodehoy.com, LaSalud.mx y Oncologia.mx

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