La mortalidad por cáncer cérvico uterino (CaCu) sigue en descenso, sin embargo, afecta más a las mujeres que viven en condiciones de desventaja social y económica, por lo que su reducción es una prioridad para el sistema de salud del país.
La tasa de mortalidad por esta causa pasó de 24.8 muertes por 100 mil mujeres mayores de 25 años en 1990, a 14 en 2008, lo que representa una reducción de 43.6%.
En México, en 2007, con cuatro mil 46 defunciones, el CaCu ocupó la posición 11 dentro de las 20 principales causas de mortalidad en la población femenina. En 2008 ocupa el segundo sitio entre mujeres de 25 años y más.
El Informe de Rendición de Cuentas en Salud 2008 muestra que en ese año, las tasas más altas de mortalidad por esta causa se registraron en Nayarit, Chiapas y Oaxaca. Las entidades con menor número de muertes son Aguascalientes y Coahuila.
La condición de aseguramiento influye en el riesgo de morir por esta causa, ya que una mujer sin seguridad social tiene 2.3 veces más posibilidad de fallecer que una afiliada a los servicios médicos de PEMEX.
Así, el número más alto de muertes se registró en las mujeres sin seguridad social, con 21.8 defunciones por 100 mil habitantes. Mientras que con 10 fallecimientos, PEMEX registra la menor tasa.
El cáncer cérvico uterino es una neoplasia provocada por ciertos tipos del virus del papiloma humano (VPH) que no se detectan y atienden a tiempo, a pesar de existir los medios técnicos para ello.
En el Programa Sectorial de Salud se estableció la meta para el año 2012 de disminuir 27% la tasa de mortalidad por CaCu en mujeres mayores de 25 años, es decir, que no ocurran más de 11 defunciones por 100 mil féminas.
En 2008 la tasa fue de 14 defunciones por 100 mil, cifra 6.8% menos que en 2006 y que representa un avance de 27.3% para alcanzar la meta de 2012.
Para lograr el objetivo propuesto para dentro de tres años, es necesario evitar en el país 578 muertes por esta causa, es decir, no rebasar de tres mil 440 defunciones anuales, asumiendo que la población objetivo se mantiene estable y continúa la aceleración del descenso actual de la mortalidad.
