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Desarrollo Humano, Derechos Humanos y VIH

“Ninguna concepción de la justicia social que acepte la necesidad de una distribución equitativa y de una formación eficiente de las posibilidades humanas puede ignorar el papel de la salud en la vida humana y en las oportunidades de las personas para alcanzar una vida sana, sin enfermedades y sufrimientos evitables ni mortalidad prematura. La equidad en la realización y distribución de la salud queda así incorporada y formando parte integral de un concepto más amplio de justicia.”

 

Amartya Sen

Premio Nobel de Economía

 

El enfoque de desarrollo basado en los derechos humanos constituye el marco conceptual del proceso de desarrollo humano fundamentado en las normas y estándares internacionales de derechos humanos y cuyo objetivo final es el de promoverlos y protegerlos. En lo esencial, el enfoque de derechos integra las normas, estándares y principios del sistema internacional de derechos humanos en los planes, políticas y procesos relativos al desarrollo humano, tanto a nivel social como económico.

 

Las normas y los estándares de derechos humanos están contenidos en el acervo de los tratados y las declaraciones internacionales. Entre los principios se incluyen los de igualdad, equidad, responsabilidad, educación en derechos y participación de las personas en el desarrollo de sus potencialidades humanas.

 

El concepto de desarrollo humano sostenible supone la adopción, ejecución y evaluación de políticas y programas en áreas claves entre las que destacan: la erradicación de la pobreza, el desarrollo del potencial humano, la equidad y la igualdad de género, la prevención y el tratamiento del VIH/sida, el empoderamiento de las comunidades, la inclusión y la equidad sociales. Estas áreas especializadas interactúan entre sí y tienen como eje los derechos humanos. Este concepto no se limita al crecimiento de objetos inanimados como el crecimiento del Producto Interno Bruto, la industrialización, o el progreso tecnológico. Si bien, los anteriores elementos son cruciales, el desarrollo debe ser valorado en virtud del efecto que tienen en las vidas y libertades de las personas.

 

Amartya Sen, Premio Nobel de Economía, establece una relación entre la pobreza y los derechos humanos al sostener que las privaciones experimentadas por los pobres impiden que éstos puedan deliberadamente decidir entre opciones de vida y oportunidades sociales. Así se supera la visión clásica de restringir los derechos humanos a los derechos civiles y políticos en aras de promover, en el mismo nivel de importancia, el ejercicio de los derechos humanos de la segunda y tercera generación, para abordar el problema de la pobreza desde la óptica de la justicia social y la solidaridad, la cual se manifiesta a través del concepto de capital social.

 

El capital social, como componente fundamental del desarrollo humano, está constituido por el conjunto de normas, redes, organizaciones, tradiciones, actitudes y valores que proveen cohesión a una determinada sociedad. Se fundamenta en la hipótesis de que a mayor grado de responsabilidad social activa en una determinada sociedad, mayor será el grado de cohesión social y desarrollo.

 

Una sociedad en donde se acentúa la exclusión social, manifiesta a través de actos de discriminación por factores como el género y el grupo étnico, afectan el acceso a servicios educativos y de salud.

 

En el caso del VIH, la desigualdad en el acceso a servicios y en el ejercicio de derechos humanos delinea los grupos mayormente afectados. No es casual que la epidemiología del VIH revele a los grupos vulnerables de cada sociedad. No es casual la diferencia en las tasas de prevalencia del VIH entre anglosajones y afroamericanos en Estados Unidos, o la concentración de la epidemia entre hombres que tienen sexo con otros hombres (HSH) en México donde se encuentra profundamente arraigada la cultura machista que legitima los actos discriminatorios que estructuran la vulnerabilidad específica de las mujeres y los HSH.

 

Lo mismo ocurre con la criminalización de los usuarios de drogas intravenosas, el acoso a las trabajadoras sexuales por parte de los servicios de seguridad del Estado y la homofobia institucional que niega el empleo a los transgéneros. Todo esto es no sólo un obstáculo para la prevención del VIH, sino que son violaciones al derecho a la protección de la salud, al derecho a la vida privada y al derecho al empleo; que forman parte de los contextos de vulnerabilidad específicos de estas poblaciones. El estigma y la discriminación existen en un círculo vicioso. Mientras que el estigma facilita o promueve las actitudes discriminatorias, y estas actitudes a menudo se reflejan en el comportamiento que da lugar a actos de discriminación. Mientras, los actos de discriminación acentúan o favorecen el estigma.

 

El sida ha sido reconocido como el mayor reto de salud pública del siglo, una amenaza a la seguridad humana y al desarrollo sustentable. Como eje de estos problemas se encuentran los derechos humanos como una premisa ética para dar respuesta a estos problemas. Los problemas de pobreza, migración y seguridad humana no son locales, por ende, la respuesta basada en los derechos humanos, las prerrogativas basadas en la dignidad humana que han sido definidas en declaraciones internacionales y normadas en legislaciones nacionales, supone en su principio mismo, una vocación de cooperación internacional.

Redacción

Equipo de redacción de la red de Mundodehoy.com, LaSalud.mx y Oncologia.mx

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