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Hemorragia nasal e insuficiencia respiratorias posibles síntomas de angiofibroma juvenil: IMSS

En el Hospital de Oncología del CMN Siglo XXI se cuenta con la tecnología más avanzada para atender dicha patología.


Un tumor benigno puede ser tan peligroso como un maligno; incluso, algunos pueden poner en riesgo la vida del paciente, como sucede con el Nasofaríngeo, mejor conocido como Angiofibroma Juvenil, patología nasal que afecta principalmente a la población masculina de entre 10 y 25 años de edad, señalan especialistas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).



A pesar de ser un padecimiento poco común en México y el mundo, con una prevalencia de 0.05 por ciento entre los tumores de cabeza y cuello, el Angiofibroma Juvenil tiene un comportamiento agresivo, ya que puede invadir y erosionar otras estructuras óseas; entre éstas se halla la cavidad craneal, donde puede generar compresión cerebral.



Esta enfermedad benigna se desarrolla en forma de masa en la parte posterior de la nariz o en la nasofaringe (parte superior de la garganta), principalmente a nivel del hueso etmoides (enlace óseo entre la nariz y el cráneo).



La sintomatología conducente a un probable desarrollo de dicho tumor fibroso y vascularizado, son las hemorragias nasales frecuentes (epistaxis), insuficiencia respiratoria, obstrucción nasal, formación de hematomas, secreciones, congestiones e hipoacusia (pérdida auditiva). Desafortunadamente, este mal se diagnostica cuando ya se encuentra en etapa avanzada.



El avance del Angiofibroma Juvenil no sólo destruye los tabiques óseos paranasales, sino también llega a deformar el rostro, ya que la pirámide nasal se ensancha, se aplasta y se desvía. Además, desencadena complicaciones infecciosas propias de la obstrucción respiratoria.



Aunque se trata de un tumor benigno, que supuestamente no implica mayor riesgo, su comportamiento es muy agresivo, porque además de invadir y destruir los huesos de la nasofaringe, entra a la base craneal, lo que resulta peligroso para quien lo padece. Su progreso es lento, impredecible e indetectable, hasta que ya se ha extendido.



A la fecha, la literatura médica mundial desconoce las causas que conllevan a la formación de este tumor; por ende, tampoco hay manera de prevenirla. Y aunque se le asocia con factores genéticos e incluso del medio ambiente, no hay certeza sobre su origen.



Ante este problema de salud, la cirugía es necesaria para extirpar el tumor cuando ha invadido el hueso etmoides, y en el Hospital de Oncología del CMN Siglo XXI del IMSS se cuenta con la tecnología necesaria para realizar procedimientos exitosos a los pacientes afectados.



Para ello, especialistas del Instituto efectúan un examen médico para detectar el Angiofibroma; puede ser a través de una radiografía, tomografía computarizada, estudio endoscópico o por biopsia (procedimiento quirúrgico por el que se extrae una muestra de tejido).



Generalmente, el enfermo acude con el médico cuando el tumor ya le obstruye y su volumen es grande -4 a 6 centímetros de diámetro, aproximadamente-, debido a que es muy difícil hacer un diagnóstico en etapa temprana.



En los últimos cinco años, en el Servicio de Cabeza y Cuello del Hospital de Oncología del CMN Siglo del IMSS se han efectuado algunas operaciones por Angiofibroma Juvenil, con resultados satisfactorios para los pacientes, a quienes se les da seguimiento para vigilar que el tumor no se desarrolle nuevamente.

Redacción

Equipo de redacción de la red de Mundodehoy.com, LaSalud.mx y Oncologia.mx

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