Psicología, patadas y balones
El primero problema, la incapacidad de ser héroe y asumir esa responsabilidad como tal
Históricamente somos un pueblo conquistado, minado en su autoestima con relación a la competencia con extranjeros
Inconscientemente, la envida hace que los jugadores no puedan asumir un papel protagónico, porque se salen de la norma del grupo
La rivalidad con todo lo que representa la figura paterna forma deportistas con poca seguridad
El IIPCS asegura que la solución es a largo plazo: implica cambiar complejos históricos mediante enfoques psicológicos y sociológicos diversos aplicados al deporte
%u201CLa Selección Mexicana de Futbol puede ser técnicamente superior a la de Estados Unidos. El problema principal es la falta de liderazgo por parte de algunos jugadores; nadie quiere ponerse la camiseta de héroe, porque esto implica responsabilidad y sobresalir más que el grupo; inconscientemente esto genera envidias, por lo que es preferible permanecer homogéneo y no sobresalir%u201D, explica el Doctor José de Jesús González Núñez, presidente del Instituto en Investigación en Psicología Clínica y Social (IIPCS).
A decir del especialista existe otro conflicto fundamental: el complejo histórico del mexicano: %u201CPor definición somos un pueblo conquistado y por ende, poco valorado ante nuestros propios ojos. El mexicano percibe a los Estados Unidos como los antiguos mexicanos a Quetzalcóatl; en otras palabras, nos rendimos antes porque nos menospreciamos, tenemos una autoestima baja, vemos a la gente extranjera (blanca de preferencia) y asumimos nuevamente nuestro rol de conquistados. El jugador lo experimenta a nivel inconsciente y por eso se equivoca. En otro contexto no herraría.%u201D
González Núñez puso como ejemplo, las imprecisiones que cometieron algunos jugadores del %u201CTri%u201D , como el caso Rafael Márquez, Adolfo Bautista o Antonio De Nigris: %u201CEn sus equipos, por ejemplo Márquez en el Barcelona, rara vez marca mal a un delantero, pero con Estados Unidos invariablemente descuida su marca, comete faltas o se hace expulsar, lo que deriva en goles de los estadounidenses; algo similar pasa con los delanteros que fallan oportunidades de gol frecuentemente.%u201D
El tercer y último problema que considera González Núñez es el estrictamente psicológico: %u201CLos mexicanos generalmente nos alejamos de la figura paterna; rivalizamos con el padre, competimos con él e incluso lo envidiamos. Hugo Sánchez representa a la figura paterna, no obstante en la Selección se ve una dinámica singular: los jugadores rivalizan con él o bien, son incapaces desde el punto de vista psíquico, de ponerse la camiseta de líder o héroe por la misma rivalidad que tienen con el entrenador%u201D.
%u201CHemos visto, que a nivel inconsciente, los jugadores que tienen una buena relación con su padre, o las figuras paternas que representan, generalmente triunfan. Este fue el caso de Jesús Ramírez, entrenador de la selección sub 17, campeona del mundo. El entrenador fungió como verdadero padre y los jugadores lo asimilaron como tal; el resultado fue el Campeonato del Mundo%u201D , explica.
El especialista subrayó que estos trastornos también se presentan cuando México juega con otras selecciones, como Argentina, Italia o Alemania, donde históricamente, %u201CEl Tri%u201D ha obtenido resultados negativos: %u201CEs el efecto de ver gente blanca, seguros de sí mismos, implacables, egocentristas, disciplinados, y por ende, con una autoestima muy alta. Por eso, México puede ganarle a selecciones que tienen iguales condiciones psicológicas, sociales y económicas que la nuestra. De ahí se desprenden los triunfos contra Brasil y selecciones europeas o sudamericanas, ya que los vemos de igual a igual%u201D.
Según el doctor José de Jesús González Núñez, este problema se seguirá presentando, ya que la solución es altamente compleja y a largo plazo: %u201CUn problema fundamental es la falta de profesionales de la psicología deportiva. Esto no se soluciona a corto plazo, implica un trabajo integral a futuro. Puede haber victorias y triunfos pírricos, pero si no atacamos el problema de fondo, se volverán a presentar estas barreras históricas y psicológicas en el deporte mexicano.%u201D