Un estudio realizado en Argentina menciona que la densidad mineral ósea (DMO) en pacientes cirróticos, generalmente se asocia a un déficit esquelético progresivamente intenso.
Por otra parte, la tasa de fracturas vertebrales y no-vertebrales se incrementa entre un 3 y un 44 %, especialmente en mujeres posmenopáusicas.
De igual manera, se sabe que el 20% de los pacientes trasplantados padecerán fracturas dentro del primer año posterior al trasplante, por lo que la osteoporosis se ha convertido en la causa mayor de morbilidad en el paciente sometido a un trasplante de hígado.
El tratamiento que los especialistas recomiendan es integral, e incluye incorporar a su estilo de vida ejercicios físicos controlados con fisioterapia -si fuera necesario-, peso corporal adecuado, supresión de alcohol y tabaco, así como suplementos de calcio y vitamina D.
Sin embargo, los pacientes con enfermedad hepática avanzada, así como en el caso de la encefalopatía hepática, requieren de tratamientos más específicos por lo delicado de la enfermedad, como es el uso de aminoácidos del tipo de L-ornitina-L-aspartato que es de gran utilidad para apoyar el trabajo de depuración o destoxificación que el hígado debe cumplir en los pacientes con cirrosis y que no afecta al sistema óseo.
Además de una dieta sin grasas, es recomendable reducir el consumo de mantequilla, alcohol, sal, consumir gran variedad de frutas, verduras, leche, yogur descremado, carne de pollo o pavo sin grasa, pequeñas raciones de arroz, legumbres, pan integral, entre otros.
Recuerde que, las enfermedades hepáticas son de las más devastadoras de nuestro cuerpo y paradójicamente de las más evitables cuando se cumplen programas efectivos de prevención. Es importante que acuda con su médico, él le indicará como prevenir las enfermedades hepáticas.
Bibliografía
A.Jmelnitzky “Enfermedad metabólica ósea y patología digestiva – Parte 2.: Enfermedad Hepatica Crónica.” Gastroenlared 2004/8