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La hiperplasia prostática podría ser tratada con toxina botulínica

México D. F.- Una investigación reciente señala que la hiperplasia prostática benigna puede ser tratada mediante una inyección de toxina botulínica aplicada directamente en la glándula. De acuerdo con el estudio, alrededor del 75 por ciento de los hombres que sufrían la enfermedad experimentaron un alivio parcial de los síntomas con el tratamiento.


 


La hiperplasia prostática benigna es frecuente entre los hombres mayores de 50 años, más de la mitad de los hombres mayores de 60 la desarrollan. La cifra aumenta al 80 por ciento en los hombres mayores de 80 años.


 


Entre el 40 y el 50 por ciento de los pacientes con este tipo de hiperplasia desarrollan una pérdida de control de la vejiga a medida que la próstata agrandada aprieta la uretra, el conducto a través del cual fluye la orina. Los síntomas que acompañan a la enfermedad son una necesidad frecuente de orinar (especialmente en las noches), problemas para orinar, sangre en la orina e infecciones del tracto urinario. En los casos graves, la vejiga y los riñones pueden resultar dañados.


 


Los médicos usan una variedad de medicamentos para encoger o relajar la próstata y aliviar así la obstrucción. Cuando estos tratamientos fallan, la próstata puede ser reducida o extirpada por medio de técnicas de láser o microondas, o de cirugía invasiva.


 


El estudio, encabezado por el doctor Michael B. Chancellor, profesor de urología del Centro Médico de la Universidad de Pittsburg, se enfocó en 37 hombres con una edad promedio de 67 años, los cuales no habían respondido a los tratamientos estándar para la hiperplasia prostática benigna.


 


Mediante una guía de ultrasonido, se inyectó a los pacientes una dosis de entre 100 y 200 unidades de la toxina botulínica, según el tamaño de su próstata. El equipo encontró que casi las tres cuartas partes de los pacientes experimentaron una mejoría de 30 por ciento en sus síntomas hasta un año después de la inyección. Ninguno experimentó efectos secundarios significativos, como disfunción eréctil o incontinencia urinaria.


 


Seis y doce meses después de la aplicación, se realizaron pruebas que mostraron una reducción de hasta el 15 por ciento en el tamaño de la próstata entre algunos pacientes. Según los investigadores, esto sugiere que la toxina propició una forma controlada de muerte de células de la próstata para reducir su tamaño.


 


Los responsables del estudio aclararon que la reducción en el tamaño de la próstata no parece explicar la mejora de los síntomas. El alivio de los síntomas se relacionó con un cambio en el tono muscular de la glándula prostática y en la función sensorial después de la aplicación del fármaco. Chancellor (que trabajó con expertos del Colegio Médico de la Universidad Chang Gung de Taiwán) aceptó que son necesarias más investigaciones e informó que ya se realiza un nuevo estudio mundial para explorar el potencial de la toxina contra la hiperplasia prostática.


  



Peter T. Scardino, presidente del departamento de urología y director del Programa de cáncer de próstata del Centro de cáncer Sloan-Kettering de la ciudad de Nueva Cork, señaló que la investigación %u201Cno es sorprendente, pero sí muy interesante%u201D. Explicó que %u201Cesencialmente, lo que se hace con Botox no es tanto cambiar el tamaño de la próstata sino relajar los nervios y el tono muscular en la próstata, lo que hace que el flujo de orina sea más fácil. Ciertamente tiene sentido%u201D.


 


Sin embargo, cuestionó lo práctico del tratamiento, pues su efecto es similar al de otros medicamentos (bloqueadores beta), aunque no descartó la posible utilidad: %u201Cpuedo imaginarme que esto sea útil como una alternativa a un procedimiento más invasivo en los pacientes que repentinamente pierden la capacidad orinar y se enfrentan a una situación de incontinencia%u201D, aseguró.


 


La investigación fue patrocinada Allergan, fabricante de Botox.

Redacción

Equipo de redacción de la red de Mundodehoy.com, LaSalud.mx y Oncologia.mx

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