El 7 de
abril se conmemora
el Día Mundial
de la Salud,
el cual este
año 2011 estará
dedicado a la resistencia
a los antimicrobianos, también
llamada farmacorresistencia. La
resistencia es un
proceso natural por el cual los microorganismos, sean
bacterias, virus, hongos o parásitos, sufren cambios que provocan que
los medicamentos utilizados para
curar las infecciones
dejen de ser
eficaces. Las infecciones causadas por microorganismos
resistentes pueden enfermar gravemente o causar la muerte del paciente
y transmitirse a
otras personas, con
la consecuente amenaza que
ello supone para
el control de las enfermedades a nivel global. La principal causa
relacionada con el aumento de resistencia a
los antimicrobianos en todo el mundo es
el uso inadecuado o excesivo que estamos dando a estos medicamentos.
Como lo ha señalado la Dra. Mirta Roses, directora
de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la
resistencia a los
antimicrobianos constituye uno
de los principales
obstáculos para el
éxito en el control
del VIH, la
malaria y la
tuberculosis, enfermedades infecciosas
con las más
altas tasas de mortalidad en el mundo. Además, dificulta
el tratamiento de infecciones adquiridas en los hospitales, facilita la
aparición de %u201Csuperbacterias%u201D resistentes
a los principales
antibióticos y obliga
a desarrollar tratamientos nuevos más caros y complejos.
Si bien este problema no es nuevo, actualmente se
está volviendo cada vez más peligroso, en virtud de que hoy en día vivimos en
una era en la que dependemos de los antibióticos y de otros antimicrobianos para tratar enfermedades que eran mortales hace
algunos decenios, o solo algunos años,
como es el caso del VIH/sida. De ahí la
urgencia de emprender y llevar a cabo acciones urgentes y unificadas para evitar que
regresemos a una era
sin medicamentos antimicrobianos, en
la cual una
neumonía podría significar una sentencia de muerte, y procedimientos tales como trasplantes de
órganos o atención de niños prematuros serían prácticamente imposibles.
En ese sentido, el objetivo del Día Mundial de la
Salud 2011 es hacer un llamamiento a la acción para impulsar el
desarrollo de políticas
y prácticas para
prevenir y contener
la propagación de
resistencia antimicrobiana. En el año 2001, la Organización Mundial de
la Salud (OMS) lanzó la %u201CEstrategia
Global para la Contención de la Resistencia Antimicrobiana%u201D, recomendando a los
países el desarrollo de una serie de
intervenciones al respecto. Sin
embargo ahora, diez años después,
se ha comprobado que si bien ha
habido avances a nivel
global, en muchos
países dicha estrategia
no ha podido
traducirse en políticas públicas
y acciones concretas.
El Día Mundial de la Salud 2011 subraya la
necesidad de generar un mayor compromiso internacional, así como acciones
unificadas para salvaguardar la eficacia de estos medicamentos en el
tratamiento de las enfermedades infecciosas, en beneficio de las futuras
generaciones. En este día, la OMS llamará a todos
los países a
adoptar seis medidas
de políticas para
contener la resistencia
antimicrobiana, enfatizando que: %u201CSi no actuamos hoy, no habrá cura
mañana%u201D.
Resistencia
antimicrobiana y uso de antibióticos en México
Un factor central que favorece la aparición y
propagación de la farmacorresistencia es el uso inadecuado e indiscriminado de
los medicamentos, que ocurre, por ejemplo, cuando el paciente se automedica y toma dosis
insuficientes o no
finaliza los tratamientos prescritos,
o bien, cuando
el médico prescribe antibióticos de forma
injustificada (por ejemplo, para tratar infecciones causadas por virus, como el
resfrío o la
mayoría de las
infecciones de garganta,
en las cuales
los antibióticos no
tienen ningún efecto).
El caso de México es revelador al respecto. De
acuerdo con investigaciones realizadas por el Instituto Nacional de Salud
Pública (INSP) y otras instituciones académicas, hasta hace poco los antibióticos
representaban el segundo lugar en ventas de farmacias a nivel nacional, y el
40% de ellos se
vendían sin receta
médica. En el
2006, un estudio
conducido por la
Línea de Investigación en Medicamentos
en Salud Pública: Acceso, Uso y Resistencia Antimicrobiana, liderada por
la Dra. Veronika Wirtz,
reveló que la
mitad de los
antibióticos vendidos (principalmente ampicilina y
penicilina) habían sido
adquiridos por los
consumidores para tratar infecciones respiratorias agudas (tales como gripe, inflamación de garganta o bronquitis)
en las cuales rara vez se justifica el
tratamiento con antibióticos.
No solo la automedicación con antibióticos es un
problema: también lo es la prescripción médica, que requiere ser mejorada. Se
estima que a 70% de los pacientes con infecciones respiratorias y diarreicas agudas, los
médicos les recetan
antibióticos, cuando esto
solamente se justifica
en un 15%
de los casos.
Las
redes regionales de
vigilancia epidemiológica estiman
que la bacteria
llamada neumococo es resistente a la penicilina en 60% de los
casos de pacientes con meningitis. Esta cifra es muy superior a las de
otros países de
Latinoamérica. La resistencia
en microorganismos causantes de
infecciones respiratorias, intestinales y de vías urinarias en la comunidad
también ha sido documentada. Además, el
Dr. Jesús Silva,
jefe del Laboratorio
de Diagnóstico Epidemiológico del
INSP, indica que
se han detectado en hospitales
brotes de infecciones causadas por patógenos resistentes relacionados con una alta
mortalidad.
Aunque la resistencia a los antimicrobianos es una
respuesta natural de los microbios, puede contenerse si se
emplean correctamente estos
medicamentos. Así lo
han demostrados los
países de Europa occidental, donde
se ha logrado
disminuir la tasa
de resistencia a los
antimicrobianos de algunos agentes patógenos con base en una
vigilancia integrada del consumo de antibióticos y la resistencia a los
mismos, una educación
de prescriptores y
consumidores coordinada y
financiada por la administración pública, y una regulación
de su uso en comunidades y hospitales, tal como lo describe el
Boletín de la Organización Mundial de la
Salud 2010.
Como respuesta al amplio problema de uso inadecuado
de antibióticos en México, se han desarrollado principalmente intervenciones
educativas dirigidas a médicos en servicios públicos de salud, así como programas de vigilancia
epidemiológica. Sin embargo, la investigación y las intervenciones enfocadas en
consumidores, farmacias y el sector privado son escasas. La Dra. Anahí Dreser,
investigadora de la Línea en
Medicamentos en Salud Pública del INSP, subraya que el problema
principal es que hasta ahora no existe
una estrategia nacional
sobre uso de
antimicrobianos y contención
de resistencia antimicrobiana que
se refleje en las políticas
farmacéuticas y de
salud del país. Después de
la regulación de la venta de antibióticos en farmacias, se espera que se
avance en la consolidación de una estrategia clara que incluya la integración
de un comité consultivo, así como
acciones para mejorar la prescripción médica, la dispensación en farmacias, la
información al público y el uso de antibióticos en el sector agropecuario.
La Línea de Investigación Medicamentos en Salud
Pública: Acceso, Uso y Resistencia Antimicrobiana del INSP genera conocimiento
sobre el uso y la resistencia a los antimicrobianos, que sirve como base para
hacer recomendaciones de políticas sobre cómo proteger estos importantes
medicamentos para las futuras generaciones.