D.F , México .-Una técnica inadecuada de amamantamiento puede provocar una infección conocida como mastitis, la cual, además de inflamación, produce dolor, sangrado del pezón y fiebre de hasta 40 grados.
La mastitis es causada por la falta de higiene adecuada o por el agrietamiento del pezón, lo que facilita la entrada y proliferación de bacterias oportunistas (como el estafilococo aureus y el estreptococo beta hemolítico).
Estos gérmenes penetran en el tejido graso de la mama y es posible que lleguen a producir abscesos que comprimen los conductos de salida de la leche, en consecuencia, la mama se hace dolorosa, adquiere un color rojo muy intenso y la mujer siente un calor intenso en la zona.
Se calcula que la mastitis afecta a una cuarta parte de las madres primerizas, sin embargo, Oscar Rodríguez Romero, jefe del servicio de Salud Materna y Perinatal del Hospital de Ginecología No. 3 del IMSS en Tlatelolco, explicó que el problema puede prevenirse de una manera muy sencilla: basta con limpiar la zona de la aureola y el pezón antes y después de alimentar al niño, también es recomendable lubricar el pezón con glicerina o cremas.
El especialista advirtió que, de no atenderse oportuna y adecuadamente, la mastitis podría producir una fístula mamaria, que transmitirá las bacterias al bebé ocasionándole diarreas o cuadros de enteritis (inflamación del intestino delgado causada por una infección que con frecuencia afecta también al estómago).
Los antibióticos para combatir la infección sólo pueden ser recetados por el médico, señaló el doctor Rodríguez, por lo que las mujeres no deben automedicarse. Tampoco es recomendable la aplicación de sustancias como yodo, mertiolate o violeta de genciana, pues únicamente causarán escozor en el pezón y la aureola.
La mejor técnica para amamantar es acercar al bebé e introducir el pezón en su boquita con suavidad y dejarlo que succione en forma rítmica. Al retirarlo, hay que hacerlo de manera suave y lenta ya que si se hace en forma brusca el bebé tiende a morder y eso puede dañar el pezón y dar paso a lesiones que provoquen la infección.
Aquellas mujeres que tienen el pezón corto o umbilicado (en forma de ombligo) corren un mayor riesgo de desarrollar infecciones, ya que por su forma anatómica el bebé tendrá mayor dificultad para mamar y eso propiciará que se desespere y muerda. Para evitar esta situación, el doctor Rodríguez recomendó la estimulación diaria del pezón.