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Letizia, ¿una víctima más de la anorexia?

México, D.F., 23 de agosto (Redacción Salud Mundo de Hoy).- Ella insiste, al igual que su círculo de amistades, en que come perfectamente bien y que su delgadez es algo inherente a su constitución física, pero las fotos tomadas durante las últimas vacaciones de la familia real en Palma de Mallorca en julio del año en curso, revelan que la princesa Letizia de España sufre un terrible trastorno alimenticio conocido como anorexia y que cada vez se hace más crónico.

Los primeros rumores sobre un posible trastorno alimenticio de la ex periodista surgieron en marzo del año pasado, cuando el semanario Paris Match cuestionó si sufría el llamado “mal de las princesas”, pero este año, durante su estancia en Mallorca, los medios volvieron a cuestionar la delgadez extrema de la princesa de Asturias.

El diario alemán “Bild” publicó “Los brazos de Letizia se ven flacos, la cara delgada. Desde el nacimiento se su hija, la princesa se ha puesto muy flaca. Su bonita cara se ve hundida y llena de surcos”. Y el Diario de Mallorca comentó “La única princesa delgada de Europa parece un desvanecimiento”.

Los esfuerzos de Letizia por desmentir los rumores que se han suscitado, algo poco común en la familia real, sólo demuestran el primer síntoma de la enfermedad: la negación.

En el 2005 logró librar el asunto. Tras el nacimiento de su hija Leonor, ella comentó que le encantaría ganar peso de forma natural para estar un poco más “rellenita”, aunque no le preocupaba haber perdido algunos kilos después de dar a luz a su infanta. No se comentaba nada, pero surgieron muchas dudas porque la princesa tuvo problemas de náuseas, vómito y gastritis durante los nueve meses de su embarazo, cuando dichos padecimientos sólo se dan en los primeros meses de gestación. 

Ahora con su esquelética figura adornando las portadas de las revistas, vuelven a atacarla con fuerza los periodistas y el público en general. Así que todo se convierte en un círculo vicioso: a mayor atención internacional, mayor presión por ser perfecta y en consecuencia, menos y menos peso.

Letizia mide 1.68 metros y pesa 45 kilos, lo más probable es que sea talla cero, a lo mucho dos. Pero a principios del siglo XXI, cuando ella todavía trabajaba para la televisión, lucía una figura delgada pero adornada con atractivas curvas, incluso aquel 22 de mayo del 2004, cuando se convirtió en la esposa del heredero de la corona de España, el príncipe de Asturias Felipe de Borbón, todavía se podía hablar de su peso y no de la ausencia de éste como sucede actualmente.

Sin duda, una figura delgada, y sana es atractiva, pero cuando alguien adelgaza peligrosamente, el rostro luce avejentado y la figura en general es como la de un enfermo, y es exactamente así como luce la princesa Letizia.

Cuando estudiaba en México, hace 11 años, su aspecto era completamente diferente, su amiga mexicana Sara Cuéllar, con quien vivió mientras estudiaba en la Universidad de Guadalajara fue testigo de esta transformación y otra de sus compañeras afirmó que desde ese tiempo Letizia se inducía el vómito y estaba obsesionada con su peso.

Aunque la Casa Real ha hecho caso omiso de la situación de Letizia, tarde que temprano tendrán que prestar atención, pues si quiere quedar embarazada nuevamente para intentar tener un heredero varón, difícilmente podrá conseguirlo, pues su cuerpo no lo resistiría.

Es un hecho que el trastorno que padece la princesa no se generó de la noche a la mañana, la anorexia se da paulatinamente, la ex periodista  ya era delgada, aun antes del anuncio su compromiso, pero en cada aparición pública su cuerpo era más y más delgado.

Cuando se convierte en la princesa de Asturias, pasa a ser el centro de atención de todo el mundo y aunque ya estaba habituada a las cámaras por su anterior trabajo como presentadora de televisión, su nuevo cargo demandaba una excelente apariencia.

La presión se volvió sofocante, era ya la mujer más vista y criticada en la Madre Patria después de la Reina Sofía, así que el descontrol y su obsesión la llevaron a sumarse a lista de las mujeres de la realeza que sufren “el mal de las princesas”.

En 1997 la princesa Victoria de Suecia sufría de anorexia, la casa real sueca convocó a la prensa e hizo pública la situación. Los medios la dejaron en paz, el pueblo le dio su apoyo, recibió ayuda y hoy se encuentra completamente recuperada.

Mette-Marit  de Noruega, antes de casarse con el príncipe Haakon, fue perdiendo peso de manera drástica debido al estrés y los nervios, su aspecto se volvió terriblemente demacrado hasta que confesó públicamente que había vivido tiempos difíciles y que estuvo involucrada en el mundo de la droga; los noruegos le dieron un voto de confianza y recuperó su aspecto sano.

La Casa Real noruega ha sido la primera en hacer público cualquier incidente que le pueda pasar a los miembros de la familia real y así han logrado evitar rumores y tendenciosas especulaciones.

Alexandra de Dinamarca, antes de su boda con el príncipe Joaquín, también sufrió una llamativa pérdida de peso, al igual que Mary Donaldson, afortunadamente reconoció su mal y se sometió a un tratamiento que la llevo a recuperar su autoestima y su aspecto sano y juvenil.

La princesa Diana habló públicamente de su bulimia y anorexia, provocada principalmente por un complejo de inferioridad que el príncipe Carlos le impuso al decirle constantemente que estaba gorda. Además de su pasión por la moda.

Las jóvenes princesas se sienten obligadas a ser perfectas en todo, deber ser ejemplares, agradables, obedientes, delicadas, y llevan sobre sus hombros la responsabilidad de una imagen excelsa. Tal presión desemboca en anorexia.

Las personas anoréxicas experimentan un intenso miedo al aumento de peso a pesar de que éste disminuye cada vez más y de una manera alarmante. Se produce una distorsión de la imagen corporal, lo que obliga a mantener la dieta.

El hecho de la pérdida de peso es negado prácticamente siempre por el enfermo y no suele tener conciencia de la enfermedad. Esta malnutrición produce alteraciones, síntomas y trastornos: hipotensión, alteraciones de la piel, caída de cabello, trastornos gastrointestinales, etc. También se dan síntomas de ansiedad, depresión y obsesivos.

La mayoría de las afectadas perciben una imagen corporal distorsionada porque se ven demasiado gordas sin hacer caso de lo escuálido que está su aspecto.

Estas mujeres presentan algunas características muy peculiares como lo son: Un historial de ligero sobrepeso. Comienzan teniendo un ligero sobrepeso por lo que se someten a dietas estrictas y luego no se detienen cuando llegan al peso buscado sino que, se agradan, y continúan perdiendo peso.

Un excesivo deseo de agradar a los demás y evitar situaciones estresantes: intentan agradar a los demás a expensas de su propia felicidad por lo que desarrollan una personalidad rígida, expresada en una excesiva necesidad de seguir reglas y una tendencia a criticar a los demás. Intentan mantener el control sobre su entorno porque no tienen control sobre su propia vida.

Elección de una afición o una carrera que concede gran importancia al peso: las carreras de bailarina, actriz, modelo y deportista, fomentan esta enfermedad porque se le concede un alto valor a poseer un aspecto delgado y saludable. Lo mismo sucede con las princesas.

La anorexia nerviosa es un trastorno del comportamiento alimentario que se caracteriza por una pérdida significativa del peso corporal producida normalmente por la decisión voluntaria de adelgazar.

Este adelgazamiento se consigue suprimiendo o reduciendo el consumo de alimentos, especialmente "los que engordan" y también con cierta frecuencia mediante vómitos, uso indebido de laxantes, ejercicio físico exagerado, así como el consumo de anorexígenos y diuréticos.

Redacción

Equipo de redacción de la red de Mundodehoy.com, LaSalud.mx y Oncologia.mx

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