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Avances en la investigación sobre el control de la transmisión del dengue

Investigadores    
del  Centro   Regional   
de  Investigación    en 
Salud   Pública  (CRISP)  
del  Instituto Nacional de Salud
Pública (INSP), junto con especialistas de los Servicios de Salud de Morelos, del   Departamento   de  
Zoología   de   la  
Universidad   Autónoma   de  
Yucatán   y  de  
los   Servicios Estatales de Salud
de Guerrero publicaron recientemente en la revista Salud Pública de México los   resultados   
de  un   estudio  
que   llevaron   a 
cabo    en  el 
año   2008   para  
determinar     la importancia de
los tipos de criaderos del mosquito Aedes aegypti, transmisor del dengue, a fin
de   proponer     la 
instrumentación     de  intervenciones     de 
control   enfocadas    en 
el  estado   de Morelos,  
entidad   federativa   que  
ese   año  registró  
el brote   de   dengue más  
importante   de   su historia, con 5,953 casos acumulados de
fiebre por dengue y 2,165 de fiebre hemorrágica por dengue, con una tasa de
incidencia de 489 por 100,000 habitantes, y una de letalidad de 0.7 por 100
casos.

 

 El estudio,
considerado el primero en su tipo en el centro del país, consistió en la
realización de dos   muestreos   transversales   (uno  
efectuado   en   temporada  
de   sequía   y  
otro   en   tiempo  
de lluvias) con colecta de pupas (mosquitos en estado previo a la
adultez) en Cuautla, Jojutla y Tlaquiltenango. En cuanto a la importancia
relativa de cada tipo de criadero, esta se determinó por su contribución a la
producción pupal total por localidad.

 

 En el
artículo sobre el trabajo, intitulado %u201CControl enfocado de Aedes aegypti en
localidades de 
alto   riesgo 
de   transmisión    de 
Dengue  en  Morelos, 
México%u201D,1        los   autores  
señalan   que   el Programa de Prevención y Control del
Dengue a nivel nacional está basado en la reducción de criaderos de Aedes  aegypti 
a través del control físico (eliminación, remoción y protección) y químico     (aplicación   de  
larvicida  con   visitas 
casa  por   casa 
y rociados     espaciales   para  
la eliminación   de   adultos),  
complementado   con   campañas  
de   descacharrización   anunciadas  
en medios masivos de comunicación, y que a partir de la experiencia de
2008, el programa estatal de Morelos replanteó parte de sus estrategias con
base en nuevos lineamientos para el control de  
vectores,   tales   como el 
%u201Cmanejo  integrado  del 
dengue%u201D  y  la 
%u201Cestratificación  dinámica  de  casos
probables (riesgo epidemiológico) con acciones inmediatas e integrales%u201D. 

 

 Asimismo, se
seleccionaron métodos que inciden en las poblaciones del insecto a nivel local,
lo cual  %u2014señalan%u2014        %u201Cmarca 
la  pauta  para 
el  control  enfocado%u201D 
y  %u201Cpotencialmente%u201D  permite 
reducir %u201Ca niveles significativos la transmisión de la enfermedad y la
morbilidad%u201D. Pero si bien  la   reducción  
de Ae.   aegypti    con  
participación   comunitaria   y  
la   aplicación   de  
larvicidas  son intervenciones de
bajo impacto ambiental, los autores afirman que %u201Csu efecto sostenido en
las  poblaciones  del 
mosquito  vector  es 
limitado  si  se 
aplica  de  forma 
generalizada%u201D  y  sin  considerar
las variaciones geográficas           y
temporales pero, sobre todo,  que la
importancia de los tipos de criaderos de Ae. aegypti no es la misma en cuanto a
su productividad.

 

Tal   es  la 
razón    de  que   
recomienden       el  empleo    
de  evidencia     local 
y  consistente     de  
la productividad pupal en la selección de los criaderos que serán
controlados en las campañas del dengue, estrategia que ha sido evaluada
exitosamente en diferentes países para identificar los tipos   de  
criaderos   más   productivos  
de  Ae.   aegypti,  
llamados   contenedores   clave.  
Máxime, señalan, cuando en México se realizaron dos estudios recientes
en Chiapas y Yucatán donde se reportó que los tanques y las cubetas,
respectivamente, fueron los criaderos más productivos, cuyo   control  
no   se   consigue  
en   su   totalidad  
durante   las   campañas  
actuales   basadas   en  
la descacharrización y con el control químico.

 

La  
búsqueda   activa   de  
larvas   y   pupas  
de   mosquitos   se  
realizó   en   todos  
los   recipientes   con potencial     para  
ser   criaderos    de  
mosquitos,     de   acuerdo    
con   las  recomendaciones        de  
la Organización  
Panamericana   de   la  
Salud   (OPS).   Cada  
uno   fue   considerado  
positivo   cuando   al menos una larva de cualquier estadio o
pupa estuvo presente, y se clasificaron de acuerdo con su localización dentro o
fuera de las casas.

 

En  
temporada       de  secas  
se   revisaron    1,713  
viviendas    de   las 
tres  localidades,    con  
97,142 recipientes  
caracterizados   y   clasificados   en  
22   categorías   generales.  
El   11.2%   del  
total   de recipientes se
encontraron con agua. En temporada de lluvias se revisaron 1,677 viviendas de las
tres localidades, con 113,417 recipientes de 22 categorías. El 13.1% del total
de recipientes se encontró con agua.

 

En  
Cuautla,   la mayoría  de pupas  
se   recolectaron, en temporada   de  
sequía,   de tanques/pilas (48.5%);
y en tiempo de lluvias, de los diversos ¿chicos? (21.3%). En Jojutla y
Tlaquiltenango, 97% de las pupas se colectaron de macetas/macetones en
temporada de secas y, durante el tiempo de lluvias, de diversos chicos (26.3%).

 

En    el  laboratorio     se  
compararon        las  abundancias       de  
inmaduros,      particularmente        su contribución   porcentual  
de   pupas   entre  
los   tipos   de 
criaderos   encontrados   en 
las   viviendas.

Algunas de las conclusiones más relevantes de los
resultados obtenidos son las siguientes:

 

1.    Un
control eficaz dirigido a los criaderos más productivos de pupas podría tener
mayor 
impacto sobre las poblaciones del vector.

2.    La  localización,     el 
uso   y  la 
temporalidad      parecen     ser 
factores         determinantes       de  
la producción pupal de los recipientes, pues del total de criaderos con
pupas, 93% estuvo localizado en los patios de las casas; dirigir y centrar los
esfuerzos hacia estos recipientes, por   
tanto,   puede    tener   
importantes      ventajas    logísticas  
en  el  control   
y  la  vigilancia entomológica del dengue.

3.   
Resulta     imposible    eliminar   
los  tanques     y 
tambos     en   las 
campañas      de  remoción     
de criaderos, dado que su existencia está asociada con la deficiencia
del suministro de agua potable,   lo   evidencia  
los   patrones   culturales  
sobre   el   uso  
y   manejo   inapropiado  
de   los recipientes que almacenan
agua.

4.    Las
cubetas (de plástico), las macetas y los macetones son (en época de sequía) los
tipo 
de criadero más abundantes, y responsables de
producir el mayor porcentaje de pupas.

5.   
Los   tanques,   tambos,  
cubetas   y   macetas  
son   los   tipos  
de   recipientes   sobre  
los   que   la población no tiene el cuidado y la
prevención para evitar que se conviertan en criaderos de mosquitos, por lo que
el programa de control de dengue en Morelos deberá explorar nuevas   alternativas   para  
el   control  
de   este   tipo  
de   recipientes   con  
mayor   participación comunitaria.

 6.    El  
tratamiento   preventivo   o   de   control  
para   las   cubetas  
y   macetas/macetones   deberá estar enfocado al desarrollo de
programas educativos que consideren la promoción de la salud   y  
la   comunicación   social,  
así   como   la  
evaluación   de   la  
adopción   de   las  
medidas preventivas por parte de la población.

7.    En    la 
temporada      de   lluvias, 
los  cuatro    tipos  
de  contenedores       más   
importantes      en términos de su
productividad pupal fueron, en orden de importancia, los diversos chicos, los   botes  
y   cubetas,   las  
macetas   y   los  
macetones,   y   los  
trastes   de   cocina  
y   lavado.   Por tanto, una estrategia de control
enfocada hacia estos cuatro tipos de recipiente durante las lluvias podría
impactar a 63% de la población de adultos de Ae. aegypti.

 8.    Los  
criaderos   productivos   pueden  
variar   geográficamente,   por  
lo   que   las  
estrategias   o campañas       de  
prevención     y 
control    deberán     basarse   
en   información     y 
evidencia     de contextos
locales, a fin de lograr un control más efectivo y económico de inmaduros y sus
criaderos.

 

Los   
resultados    anteriores,    concluyen      los 
autores,    demuestra      la 
utilidad   de  este  
tipo   de investigaciones   en  
el   contexto   operativo,  
para   guiar   y  
optimizar   el   control  
de   los   criaderos donde   se  
está   desarrollando   el  
vector   del   dengue,  
aspecto   que   puede  
conducir   a   reducir  
el riesgo entomológico.

Redacción

Equipo de redacción de la red de Mundodehoy.com, LaSalud.mx y Oncologia.mx

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