Las fiebres hemorrágicas, causantes del deceso de indígenas en la nueva España
Referencias históricas señalan que la llegada de los españoles a Tenochtitlan, en 1521, y con ellos enfermedades europeas y africanas como la viruela, el sarampión y las paperas, fueron las causas del fallecimiento de un número considerable de indígenas.
No obstante, las defunciones más importantes en la época de
%u201CLa cocoliztli empezaba con fiebre alta; dolores intensos de cabeza, abdominales y toráxicos; vértigo; vómito; úlceras bucal y genital; la piel se tornaba amarilla y en el cuello aparecían bolas que, a veces, deformaban la cara, y por las que drenaba pus. Además, había sangrado bucal, por nariz y oídos%u201D, explicó Rodolfo Acuña Soto, profesor e investigador de
Ese padecimiento afectó principalmente a la población nativa y dejó casi intactos a los europeos; además, era breve y letal, pues entre la aparición de la sintomatología y el deceso transcurrían de tres a cinco días, y el índice de mortandad era de casi 90 por ciento, añadió el estudioso de las epidemias en México, desde la época prehispánica hasta nuestros días.
Por lo menos, en esa época ocurrieron 12 epidemias de cocoliztli y 12 de matlazahuatl (era más lenta, errática y menos letal que aquélla); de ellas, el universitario ha analizado y descrito las cuatro más grandes, ocurridas en 1545, 1576, 1736 y 1813 y, especialmente la segunda, que provocó la muerte del 50 por ciento de la población total de
El fin de teotihuacanos y mayas
Los anillos de los árboles centenarios y el registro de los sedimentos en lagos indican que las sequías más severas y prolongadas en los últimos cuatro mil años seguidas de hambrunas, golpearon Mesoamérica y Norteamérica entre los años 750 y 900, que coincide con el fin de las culturas del periodo Clásico.
Las epidemias de cocoliztli de 1545 y de 1576 %u2013terminaron con casi 90 por ciento de la población%u2013 ocurrieron en lapsos prolongados de sequía y, en ocasiones, se extendieron desde lo que hoy es Venezuela hasta los bosques boreales de Canadá, y desde el Pacífico hasta el Atlántico.
Por la coincidencia de estos sucesos climáticos y demográficos (pérdida masiva de poblaciones), Acuña Soto y su equipo consideran que esas epidemias y la falta de agua pudieron contribuir al ocaso de los teotihuacanos y mayas.
%u201CEn el siglo XVI, las ciudades de
Combinación letal
Además de registrar las 24 epidemias de cocoliztli y matlazahuatl y su relación con el clima, su duración e identificación geográfica, Acuña determinó que la combinación de guerras y sequías %u2013seguidas por hambrunas y contagios%u2013 acabó con las poblaciones indígenas del norte de México.
Algunas epidemias eran por varios años, mientras otras duraban un mes, pero eran destructivas, como la influenza española de 1918, que no duró 30 días, pero mató al cinco por ciento de la población del país, concluyó.