Noticias

Los médicos deben hacer el cambio en la medicina

Por Carlos Henze

México D. F., 23 de febrero (LaSalud.com.mx).- “Nací hace 60 años en Ciudad Madero, Tamaulipas, en una época donde la influencia fundamental en la zona era la industria petrolera. Mis padres trabajaban en dicha industria; mi padre se dedicaba a la reparación de trenes y mi madre era empleada en la Terminal marítima Madero. Yo también fui petrolero, primero fui aprendiz, luego mensajero, oficinista y pasante de medicina”.

“La primaria la hice en la escuela Felipe Carrillo Puerto, la secundaria en la escuela Melchor Ocampo y la preparatoria, como trabajaba de día, en la preparatoria nocturna para trabajadores. La carrera profesional la hice entre 1963 y 1969 en la Universidad Autónoma de Tamaulipas”.

“En 1970 hice mi servicio social en un poblado ubicado entre Matamoros y Reynosa llamado “El Moquetito”, después me asignaron al Hospital Ejidal de Matamoros. Al medio año me trasladaron a fundar el Centro de Salud de Altamira, fue una época muy bonita, porque además se me prometió ser tutor de laboratorio de la Universidad, entonces iba y venía todos los días”.

“En Altamira hicimos una buena labor sanitaria, a pesar de que el centro estaba lleno de carencias. Convencimos a los habitantes de que era bueno cuidar la salud pública; a las chicas que ejercían el “oficio más antiguo”, también las convencimos de que se vacunaran y curaran de las enfermedades venéreas, entonces no había SIDA, afortunadamente. Hubo una muy buena respuesta, incluso hicimos una alianza entre la sociedad, la iglesia y el gobierno municipal, creo que todavía tengo una buena cantidad de amigos allá”.

De esta forma, el doctor Misael Uribe, director de administración de la Fundación Clínica Médica Sur, recuerda sus inicios en la práctica de la medicina, los cuales, sin duda marcaron su forma de entender su profesión. La oportunidad de salir al extranjero (a la Clínica Mayo, en Minnesota) amplió su perspectiva, pero fue su regreso y la situación de los médicos en México, lo que dio origen a un proyecto de varios médicos llamado Médica Sur, tal como lo comparte con los lectores de LaSalud.com.mx. Continúa el doctor Uribe:  

“Luego, estando yo en Tampico, un compañero me habló desde el Instituto Nacional de Nutrición, y me vine a México al terminar el servicio social, con la esperanza de entrar al instituto, donde hasta la fecha es muy difícil entrar. Fue una semilla muy importante en mi carrera, estamos hablando de 1971. Hice medicina interna y gastroenterología, hasta que en 1975 obtuve por oposición una beca de la Fogarty International, una beca muy solicitada, otorgada por el gobierno de Estados Unidos”.

“Fue en la Clínica Mayo donde terminé mi entrenamiento en gastroenterología y en hepatología. Cuando se terminó la primera beca, obtuve otra de esta institución. Regresé a México con la esperanza de ser médico de base en el Instituto Nacional de Nutrición. Se me dio una plaza de tiempo parcial y empecé a formar mi grupo de trabajo e investigación. Fui muy afortunado, porque el departamento de gastroenterología lo dirigía el doctor José de Jesús Villalobos, que tiene una gran calidad humana y todavía está ahí, como voluntario; de hecho, es tío del actual secretario de Salud”.

“No he dejado de trabajar en el Instituto, sólo pedí un permiso de tres años cuando me hice cargo de la coordinación de los Institutos Nacionales de Salud. Formar a las nuevas generaciones es de las cosas más gratificantes para un médico, y esta ha sido una buena oportunidad para ello, hemos hecho también alrededor de 25 libros de texto de gastroenterología y hepatología, además de otros que están en preparación”.

“En el periodo posterior a mi regreso surgió el fenómeno llamado Médica Sur, que nació como una necesidad de la sociedad civil. La seguridad social en México está diseñada, en mi opinión, en forma un poco autoritaria y autocrática; usted cotiza a fuerza, se le toma un recurso de su salario para pagar un servicio. Pero es la burocracia quien decide qué médico, qué clínica y qué horario le tocan; yo no sé si esto es muy racional, eso le toca juzgarlo a la gente, pero una cosa es la necesidad de un servicio y otra estar contento con el mismo. Si yo no tengo para comer y me ofrecen un bistec frío, pues me lo como; pero si me dan opciones, a lo mejor como pollo”.

Misael Uribe tiene una idea muy firme sobre la forma en que la medicina debe conducirse. En forma serena, pero crítica, también hizo una serie de observaciones sobre el panorama actual de la salud pública en México.

¿La calidad del servicio no está de acuerdo con lo que se paga por él?

La calidad de los servicios la debe juzgar la gente por medio de encuestas serias hechas por un externo, porque si yo mismo me califico, como a veces ocurre con el gobierno, pues… El actual sistema está hecho para un país que existía hace 50 años, cuando la mayoría de la población era rural y el nivel de educación muy bajo, había que ser paternalista.

Con lo que no estoy de acuerdo es con que no haya libre elección. Yo creo que la relación médico-paciente es tan sagrada, tan íntima, que todos quisiéramos tener la mayor confianza con nuestro propio médico y saber si está certificado, además de estar seguros de que el equipo que se utiliza no nos vaya a pegar alguna infección como el SIDA. No estamos pidiendo ningún lujo, sino cosas racionales.

También, si yo trabajo de ocho a cuatro, pues quisiera que la consulta me la dieran a las cinco, porque si me la ponen a las nueve, lo más seguro es que tenga problemas en el trabajo o me descuenten el día.

Yo no digo que todo esté mal. En general, los servicios del Estado cumplen una función que nadie podría cumplir, porque somos un país pobre. ¿Cuánto cuesta un buen servicio de salud? Alrededor de dos mil dólares.

En todo esto pensamos los que hicimos Médica Sur, cuando llegamos un grupo de 17 médicos del extranjero, dijimos: los médicos debemos crear el sistema. Es un reto de funcionamiento. Pensamos en hacer una torre de consultorios y un hospital que aunque no sea público brinde asistencia, enseñanza y haga investigación.

¿Cuándo fue esto?

A finales de los años 70, estábamos recién llegados, y nos comenzamos a juntar para diseñar un proyecto que nos diera de comer sin que tuviéramos que andar trabajando por toda la ciudad ni hacer cosas indebidas, como trabajar para los laboratorios. De ahí nació un código de conducta que se convirtió en estatuto y es parte de la ley interna de Médica Sur.

Desafortunadamente, en México existe el concepto de que todo debe ser gratis o provenir de los impuestos, lo que no puede ser; estamos mal acostumbrados. Ni siquiera en los países ricos es así. Todos los compañeros le seguimos dedicando tiempo a nuestro proyecto público y privado; de hecho, incidentalmente, Médica Sur se hizo pública y privada, pues pertenece tanto a Nafinsa, que es gobierno, como a la iniciativa privada. Fue un accidente interesante, aquí hay inversión de entre 400 y 500 pacientes y otros tantos médicos, es una especie de empresa mixta.

Este esquema es muy novedoso, porque en México las cosas o son de un solo dueño, como nuestro mayor competidor; o públicas. Hay gente que piensa que sólo lo público es bueno, pero lo público tiene un límite, que es el recurso, el cual se acaba. También hay quienes piensan que sólo lo privado es bueno, yo opino que también están equivocados, porque la corrupción existe en ambos lados.

Pero también hay quienes pensamos que nuestro país requiere unidad en principios. Empresa es cualquier esfuerzo que uno hace para alcanzar algo; empresa viene de “emprendedor”, en ese sentido, Médica Sur es una empresa, una empresa exitosa. En primer lugar, tiene a muchos de los mejores médicos de todos los institutos. Este hospital es un hospital universitario, está afiliado a la UNAM; de hecho, nuestra biblioteca es una biblioteca UNAM. A los muchachos les inculcamos siempre que esa es nuestra Universidad Nacional, aunque las universidades privadas también sean importantes.

También buscamos inculcar en los jóvenes que sólo hay una forma de ser médico, quien debe ser un médico humanista, que esté informado sobre otras áreas; un médico humanitario, que no tenga como objetivo fundamental el interés económico, que aunque tiene su importancia no es fundamental; y que sean médicos que ejerzan su profesión basándose en la evidencia científica, aquí no hay charlatanes.

En Médica no se puede comprar un consultorio. Nosotros seleccionamos a nuestros médicos. De entre mis alumnos, por ejemplo, selecciono a los más competentes y a los más éticos para invitarlos a unirse al proyecto.

Todo esto ha formado un entorno muy afortunado. Tenemos un Consejo de Administración muy bueno, conformado por jóvenes talentosos que manejan muy bien la compañía y que nos permite a nosotros los médicos hacer lo que nos toca, que es hacer buena medicina. Esa filosofía nos ha permitido sobrevivir a pesar de haya cadenas importantes de grupos médicos.

La vida me ha dado mucho más de lo que creo merecer y esperaba. Ojalá el modelo de Médica Sur se pueda clonar, siempre y cuando sean los médicos los que tomen la bandera.

¿El que usted haya conocido las carencias de la gente de manera cercana influyó en la filosofía de Médica Sur?

Somos un mosaico de país y de ciudad. El médico debe darse cuenta de todos los mundos que lo rodean, pero creo que debe ser más participativo; no politizarse, sino militar más en su profesión. El médico no debe tener miedo de decir que hay carencias en el país, ni de decir que no hay infraestructura suficiente como para aguantar otro Seguro, quien lo diga está desinformado, aunque lo entiendo si lo dice por razones políticas.

En el sexenio pasado, por ejemplo, se triplicó el presupuesto de Salud. Pero pregúntenle a la gente si percibe que la calidad de la atención médica ha aumentado en igual proporción.

¿Cómo ve el futuro con la presente administración?

Yo casi estoy seguro de que este gobierno va a ser el mejor que me haya tocado ver. Le tengo admiración al licenciado Calderón, aunque no lo conozco más que ligeramente como paciente. Es una persona que se ha levantado desde abajo y se ha enfrentado a muchas cosas, como el problema en la Sener o la elección contra el licenciado López Obrador, que es el mejor candidato que ha tenido la izquierda del país; legalmente creo que Calderón sí le ganó, yo no tengo dudas.

En la salud hay tres temas que merecen reflexión: Uno es el Seguro Popular, ¿va a tener infraestructura, capacitación y cobertura universal en tres años? Yo no veo tiempo ni el recurso. Creo que hubo una ingenuidad de buena fe por parte del presidente Fox en este tema.

El dinero no se puede dividir entre cada administrador de los 32 estados, porque entonces se crean 32 secretarías de salud independientes, y una planeación nacional no se puede hacer así. Este es un dilema que le toca resolver a esta administración.

El otro tema es la justicia, yo creo que todos debemos ir a una sola ventanilla y todos, como mexicanos, tener derecho a salud y educación. Uno tiene que pensar primero en la comunidad y luego en lo que le conviene a uno, me queda muy claro que a nadie le conviene un México injusto, un México donde hay pobres que se mueren por falta de vacunas, medicamentos y falta de cuidados materno-infantiles. Hay áreas de oportunidad donde los médicos, si hicieran más medicina que política, podrían hacer algo al respecto, pero un poco al estilo de antes, la relación debe ser médico-paciente.

En Estados Unidos, la medicina más cara del mundo, cinco mil dólares per capita, tienen 43 millones de personas sin cubrir, entonces, no es sólo cuestión de dinero. El país requiere de un cambio de rumbo, ya se les ha demostrado con evidencia que la ciencia y la tecnología representan el camino para que el país deje de depender del extranjero.

Si no creemos en la ciencia y la tecnología vamos a continuar siendo consumidores. Pero hay que escoger los campos donde tenemos capacidades, un país que lo ha hecho estupendamente es la India, que escogió farmacología, y le está vendiendo 10 mil millones de dólares a China en fármacos. Hay que vincular a la ciencia con la comunidad universitaria y con los capitales mexicanos, que los hay, como el del señor Slim, que es un ejemplo de emprendedor.

El tercer punto es ver las cosas con armonía. Una cosa es ser oponente político a alguna propuesta y otra es no ver por el país, que requiere urgentemente de una reforma hacendaria para que el 52 por ciento de la población que no paga impuestos lo haga, entre otras cosas. Requiere también de una reforma laboral, porque nuestra población laboral requiere, si lo necesita, de dos trabajos y va a necesitar pensiones adecuadas.

Sin embargo, y que conste que no tengo ninguna aspiración política, reitero mi fe y mi apoyo al actual gobierno. La verdad es que ganó un partido con una ideología y unos principios y todos, una vez que ganan, tienen derecho a ponerlos en práctica. Yo creo que el licenciado Calderón se podrá dar cuenta si le funcionó o no algún esquema, pero apenas estamos en febrero y ya estamos haciendo juicios.

Usemos la inteligencia para el bien de la humanidad, la medicina es un arma muy noble para hacerlo si todos lo perseguimos así. Yo les pido a mis colegas que reflexionen y piensen que son ellos los primeros que pueden cambiar el entorno de la medicina, que no esperen ningún milagro, o que el gobierno les cambie el entorno y la baja valoración que se está haciendo de la profesión.

Los médicos deben participar con su ciencia, su comportamiento, su ética y su capacidad para ser docentes. Si todo eso se les hace muy difícil, entonces es suficiente con que sean buenos médicos con buenos principios y recordar que México es un mosaico, donde hay pobres que necesitan de ayuda, pero que también hay gente que no por tener recursos no merece una buena atención médica.


Opina Opina

Redacción

Equipo de redacción de la red de Mundodehoy.com, LaSalud.mx y Oncologia.mx

Related Articles

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Back to top button