El
problema de labio y paladar hendido, malformación que se presenta entre la
quinta y séptima semana del embarazo, es provocado por causas multifactoriales,
pero en México se ha identificado que la falta de vitamina A influye en este
problema congénito, el cual es atendido y resuelto por especialistas del
Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) desde los primeros meses de vida
del niño.
Ante la
falta de desarrollo de esos órganos, los menores nacen con anomalías en la
estructura ósea y tejidos blandos del tercio medio de la cara; por ello, en el
Seguro Social se cuenta con un equipo multidisciplinario que realiza las
reconstrucciones anatómica, estética y funcional, con lo que se devuelve al
niño la capacidad de ventilación y alimentación en forma normal.
El
doctor Rafael Rojas Rutter, jefe del Departamento de Cirugía Maxilofacial
Pediátrica de la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE), Hospital General
del Centro Médico Nacional (CMN) La Raza, dijo que tan solo en la unidad a su
cargo, cada mes se realizan 30 cirugías para reconstruir los defectos que
produce la fisura en nariz, labio y paladar.
Añadió
que esta área del IMSS, en el CMN La Raza, cuenta con las cuatro estructuras
necesarias para atender este problema de salud: quirúrgica, ortopédica
maxilofacial (vigila el desarrollo y crecimiento de los maxilares),
rehabilitación (terapia de lenguaje) y un laboratorio que produce los aparatos
necesarios para estimular el crecimiento de los huesos durante los primeros 16
años de vida del paciente.
El
doctor Rojas Rutter destacó la importancia que tiene para cualquier ser humano
verse y escucharse en forma sana. Recordó que, por ello, desde 1954 el IMSS se
ha preocupado por innovar la cirugía de reconstrucción en beneficio de los
derechohabientes, a fin de mejorar no sólo la estructura física, sino también
los aspectos funcionales y cosméticos; es decir, resolver el problema congénito
y garantizar una mejoría que lleve a la persona a integrarse a la sociedad en
forma normal.
Aunque
esta patología se puede operar en cualquier etapa de la vida, lo mejor es que
se haga desde los tres meses de edad, puntualizó el jefe de Cirugía Maxilofacial
Pediátrica, al tiempo que explicó que el objetivo es dar a los bebés una
presentación ante su familia, que les permita ser más aceptados y más apoyados
en todos sentidos.
Durante
la intervención quirúrgica se reconstruye en la parte facial la base nasal, el
piso de fosas nasales, las porciones labial y vestibular maxilar para unir los
segmentos, que por el hecho de tener una fisura están separados, precisó el
doctor Rojas Rutter.
Agregó
que el paladar se opera a partir de 18 meses de edad, cuando las estructuras
palatinas tienen el tamaño suficiente para poder distinguir cada una de las
áreas que se van a reconstruir (músculos y tejidos submucosos), y dejar la
estructura lo más cercana a como debió nacer el niño.
El
especialista indicó que después de la cirugía, se vigila durante un mes la
evolución del paciente. Se recomienda estricto cuidado de higiene general,
principalmente bucal, que no haya restos de comida ni otros alimentos sobre las
heridas para que éstas cicatricen sin problema y que el proceso quirúrgico
tenga éxito; evitar que se abran las heridas o el paciente enferme de catarro,
lo cual podría perforar el tejido reconstruido; lo que genera secuelas
postoperatorias, motivo principal de nuevas intervenciones quirúrgicas.
Finalmente,
el doctor Rojas Rutter dijo que en el IMSS también se brinda terapia de
lenguaje a los pacientes, con estimulación temprana del bebé; pronunciar
palabras que les cuesta trabajo y lecto escritura en etapa preescolar; y en los
escolares con lectura en voz alta ante un grupo de niños, lo que les permite
evolucionar sin problema.
De esta
manera, los especialistas en Cirugía Maxilofacial Pediátrica del Seguro Social
restituyen o crean las funciones normales de ventilación y alimentación, para
que los menores se integren al grupo social y se desarrollen en forma normal.
