LaSalud.mx.- En Jalisco premian a la nefróloga Virginia Ibarra Pedraza, oriunda de Aguascalientes, por una investigación que sentó procedentes en la aplicación de tratamientos farmacológicos que disminuyen las posibilidades de rechazo orgánico y aumentan la sobrevida del implante.
Virginia Ibarra Pedroza, incursionó su especialidad médica en el Servicio de Nefrología del Hospital de Especialidades del IMSS en Jalisco, recibiendo un premio del Congreso Mundial de Trasplantes en 2014, cuya sede fue San Francisco, California.
El jefe del servicio de Nefrología en el nosocomio y director de la tesis de Ibarra Pedroza, Benjamín Gómez Navarro, explicó que es la primera vez que reciben una premiación a nivel internacional.
Precisó que esta distinción alienta a los médicos a continuar trabajando en pro de la investigación científica, para mejorar la calidad de vida de los derechohabientes.
La investigadora detalló que se integraron al estudio 370 pacientes trasplantados con alto riesgo inmunológico y con probabilidades de pérdida de injerto.
Comentó que en promedio fueron personas de 30 años de edad, con ciertas características como el haber tenido un trasplante previo, haber recibido el riñón de un donador vivo no relacionado.
Es decir, no consanguíneo o cadavérico, que hubieran sido sometidos a transfusiones sanguíneas antes del trasplante o con embarazos previos, en el caso de ser mujeres.
Además de los factores de riesgo mencionados, añadió que se integraron a personas que hubieran resultado con más del 20 por ciento de probabilidades de rechazo orgánico, de acuerdo con una prueba cruzada.
Indicó que a estos casi 400 pacientes se les aplicó un medicamento inmunosupresor denominado Timoglubolina, que de hecho se utiliza en personas que presentan datos de rechazo orgánico para estabilizarlos luego de presentar lo que se conoce como “crisis”.
No obstante, en el estudio de la doctora Ibarra Pedroza, el fármaco se suministró a modo de inducción y de forma preventiva, antes de presentar cualquier dato de pérdida, por lo que se les aplicó a los derechohabientes integrados en la muestra, el día del trasplante y tres días después de esta intervención quirúrgica.
Durante tres años posteriores los pacientes fueron monitorizados para conocer la respuesta del injerto y aplicar un conteo de leucocitos y plaquetas, comentó.
Consideró que el principal logro fue establecer las dosis adecuadas que deberían recibir las personas trasplantadas con riesgo inmunológico, a fin de no presentar datos de rechazo, mismas que fueron delimitadas en un miligramo por cada kilogramo de peso corporal.
Asimismo, en los que participaron en la tesis, se observó una reducción del 10 por ciento en la presencia de infecciones y además la sobrevida del injerto se vio incrementada al 95 por ciento tres años después.
A partir del análisis, la aplicación del tratamiento fue estandarizada ya en el servicio de Nefrología y se suministra en aquellos que son considerados con riesgos inmunológicos, previo a ser sometidos a trasplante.
Al respecto, el doctor Gómez Navarro, refirió que anteriormente en el servicio a su cargo, se registraban hasta 15 por ciento de pacientes que presentan datos de rechazo orgánico, sin que llegaran a perder el injerto, no obstante con la aplicación de este tratamiento y en las dosis establecidas, se ha logrado reducir a la mitad esa incidencia.