Dormir bien, para vivir mejor.
La personas que no logran dormir bien y sufren de
alteraciones del sueño, también padecen de depresión, irritabilidad,
cambios constantes de estado de ánimo y problemas de la memoria, lo
cual es más frecuente en aquellas que doblan turnos en su trabajo o
quienes trabajan turnos de 24 por 24 horas de descanso.
El problema más grave, es que mientras más sea el
tiempo de privación del sueño, hay más riesgos de cometer errores o
accidentes, %u201Cy todo esto a la larga trae consecuencias, como
deficiencias del sistema inmune%u201D, afirma el Dr. Reyes Haro, quien tiene
doctorado en neurofisiología y es director de la Clínica del Sueño de
la UNAM.
La gente que de antemano sufre de apnea o ronca, cuando
se altera de manera brusca su horario para dormir debido a que por años
ha trabajado en turnos alternados o nocturnos, como en el caso de
enfermeras, choferes, o vigilantes que trabajan por 24 horas y
descansan las 24 que siguen, %u201Cesto trastorna su desempeño porque no
logran completar sus ciclos de sueño y puede traer consigo otro tipo de
problemas, y si padecen enfermedades como hipertensión arterial o
diabetes mellitus tipo 2, éstas se van a complicar%u201D.
Lo anterior se debe a que %u201Cal no dormir de forma
adecuada se afecta al sistema inmunológico, lo que provoca que la gente
se enferme más, por eso hay más enfermedades en la gente que no
descansa bien%u201D.
Los trastornos del sueño, que van desde ronquidos que
provocan sobresaltos e impiden concretar los ciclos del sueño que se
comprenden en lapsos de 90 minutos, que se repiten hasta concretar
cuatro a lo largo de la noche, %u201Cresultan fundamentales para nuestro
rendimiento y desarrollo cotidiano, porque de esa manera hay un
descanso completo%u201D.
Al cuestionar al especialista sobre las consecuencias
que puede ocasionar en el organismo el cambio de horario de verano a
invierno, indicó que no las hay en la mayoría de la población, debido a
que existe un mecanismo que se localiza en el hipotálamo del cerebro
que de manera automática nos ubica en el nuevo horario.
%u201CSe trata del ritmo circadiano, que forma parte del
núcleo supraquiasmático, que es donde se cruzan los nervios de ambos
ojos, pues los nervios del ojo izquierdo van a la parte derecha del
hipotálamo y el del ojo derecho a la parte izquierda.
%u201CEste núcleo forma parte de la estructura del
hipotálamo que es donde se regulan diversas conductas, y es donde se
ubica digamos que nuestro reloj biológico, el cual se activa cuando
sentimos como que se alarga el día, que es lo que pasa con estos
cambios de horario, pero es la única sensación que se da y nos
adaptamos rápidamente%u201D.
Esa capacidad es la misma que tenemos para adaptarnos
después de que cada fin de semana nos dormimos más tarde, para
levantarnos el lunes y regresar al horario de entre semana para
trabajar.
%u201CLo mismo puede pasarnos cuando viajamos a otro
continente, como Europa, donde al llegar, el horario puede afectar
nuestro rendimiento pero no tanto, nos adaptamos de manera automática.
%u201CSin embargo, al igual que sucede con el cambio de
horario de invierno a verano, cuando regresamos de Europa nos puede
costar más adaptarnos al horario de nuestras actividades normales%u201D.