Fibrosis quística, señal de alerta
Con más frecuencia de la que pudiera parecer, las mujeres mexicanas son altamente propensas a padecer fibrosis quística en los senos, es decir, pequeñas bolitas que pueden no ser causa de alarma, siempre y cuando se detecten a tiempo; a continuación le diremos cómo.
Mientras la mujer cumpla con la menstruación es propensa a desarrollar fibrosis quística en los senos, debido a los cambios hormonales que se presentan en la ovulación y antes de la regla. Lo anterior es motivo de retención de líquido en diferentes partes del cuerpo, siendo los senos una de las más comunes, razón por la que suelen inflamarse, ser sensibles al tacto y provocar cierto dolor. Una vez que el periodo pasa es común que esa acumulación de fluido desaparezca, sin embargo, hay ocasiones en que se adhiere y forma protuberancias en forma de pequeñas bolitas llamadas quistes.
Ese es el origen de la fibrosis quística en senos, padecimiento de tipo benigno muy común en mujeres menores de 50 años, que de no ser atendido a tiempo puede provocar malestar, ya que se acumula gran cantidad de protuberancias.
La propia mujer puede detectar el inicio de la formación de quistes si se practica sencilla autoexploración mamaria una semana después del inicio de la menstruación. Para ello, se recomiendan los siguientes pasos:
- Desnuda de la cintura hacia arriba póngase frente a un espejo y coloque sus manos sobre su cintura (sitúe codos y hombros hacia delante). Posteriormente, ponga los brazos por encima de su cabeza, presionándola ligeramente. En cada una de estas posiciones debe observar detenidamente sus senos y verificar si hay diferencias entre ellos, por ejemplo, alteraciones de color, tamaño, forma y textura.
- Levante su brazo izquierdo, y con las yemas de los dedos centrales de su mano derecha, presione suave pero firmemente el seno izquierdo, trazando círculos imaginarios alrededor de la mama siguiendo el sentido de las manecillas del reloj. Inicie desde el punto más alejado del pezón hasta llegar a éste, en la misma posición, palpe su axila con mayor presión para comprobar que no haya ningún bulto. Haga lo mismo con su seno derecho.
- Acuéstese y coloque una almohada bajo su hombro izquierdo y sitúe el brazo de ese mismo lado detrás de su cabeza. Palpe el seno izquierdo con la mano derecha trazando círculos imaginarios al igual que en el paso anterior y también revise su axila. Repita la operación con el seno derecho.
- Póngase de pie y presione ligeramente cada uno de sus pezones entre los dedos índice y pulgar, de esta manera podrá detectar si hay secreciones, asimismo, levántelo junto con la areola para comprobar si existe movilidad.
En caso de que detecte alguna bolita, abultamiento o fluidos verifique de nuevo después de que haya terminado su menstruación, si se disolvió y no hay secreciones, probablemente se trataba de líquido, en caso contrario consulte de inmediato a su ginecólogo porque podría tratarse de fibrosis quística en senos, o bien, ser una tumoración que derive en problemas mayores.
Existe una prueba de diagnóstico llamada sonomamografía, la cual le permite al ginecólogo determinar el tamaño y cantidad de quistes. El tratamiento que se prescribe en un principio (si el problema no ha avanzado) se basa en medicamentos que tienen como mecanismo de acción disolver los quistes, pero hay ocasiones en que son ineficaces y tiene que recurrirse a sencilla intervención quirúrgica.
De manera que lo más recomendable para todas las mujeres en edad reproductiva es practicarse la autoexploración una semana después del inicio de la menstruación, además de consultar periódicamente al ginecólogo y limitar el consumo de sal y café, sustancias que propician la retención de líquidos.
Esta sugerencia aplica también para aquellas mujeres a las que se les haya practicado la histerectomía (el retiro del útero), pues aunque no exista la menstruación las funciones hormonales siguen presentes.